Los mitos alrededor de la administración de la hormona (insulina) perjudican en muchos casos la condición del paciente.
Las autoridades federales estiman que 6.5 millones de mexicanos están diagnosticados con diabetes, de los cuales sólo 25 por ciento recibe tratamiento. Ahora bien, menos de 12 por ciento de ellos utiliza insulina, principalmente porque se cree que provoca ceguera, daños renales y amputaciones.
Al respecto, la endocrinóloga Mariana Mercado García señala que entre los pacientes con diabetes existe una percepción distorsionada de la prescripción de la hormona, ya que piensan que significa un avance severo de su enfermedad. “El que una persona necesite insulina no es sinónimo de agravio, quiere decir que la enfermedad lleva más años de evolución y es más complicado alcanzar las metas de control sin ayuda del medicamento”.
Las guías internacionales del tratamiento señalan que al diagnosticar diabetes deben indicarse cambios en el estilo de vida, en la dieta y en la frecuencia con que se hace ejercicio, y después de eso se debe valorar si el paciente se controla. De no ser así, en primera instancia se prescribirá metformina y de continuar el descontrol se adicionará al tratamiento insulina.
La gerente de Diabetes en Novo Nordisk México señala que la insulina es una de las herramientas más potentes que se tiene para controlar los niveles de glucosa en sangre, no es una medida de prescripción para el final de la enfermedad, como lo cree alto porcentaje de los pacientes.
“En México existe un retraso de cinco años para diagnosticar la diabetes, cuando los daños crónicos ya están presentes. Entonces, el medicamento administrado en primera instancia no logra controlar al paciente por lo que se le receta insulina a fin de evitar complicaciones en diversos órganos a consecuencia de los altos niveles de azúcar en sangre.
“Cuando el paciente diabético lleva cinco años con antidiabéticos orales, éstos pierden poco a poco la efectividad en el cuerpo y no son suficientes para controlar sus niveles de glucosa, y es recomendable adicionar insulina”.
La internista refiere que también es importante educar al paciente y explicarle cómo funciona el tratamiento con insulina y sus primeros efectos, como la hipoglucemia o baja de glucosa, lo cual es un efecto normal al momento de iniciar la administración de la hormona.
Por otra parte, puntualiza que el tratamiento del paciente diabético debe ser dinámico y no mantenerse en el mismo por cinco años, sino evaluarlo cada seis meses y comprobar que se logran las metas de glucosa.
La prueba de hemoglobina glucosilada, un examen de sangre que muestra el nivel de azúcar de los últimos tres meses, será la forma de saber cuándo adecuar el tratamiento.