Debuté en la diabetes a los 13 años (1979)
Y desde siempre me he resistido a llamarme a mi misma diabética, ya que no considero que el que me defina una enfermedad me beneficie. De hecho, creo que me perjudica. Ya que no soy una enfermedad, mi cuerpo tiene una disfunción que considero temporal y en proceso de sanación.
Con el tiempo me he dado cuenta de que lo que pensamos, sentimos y decimos nos forma, y tiene el poder de manifestarse en nuestra realidad.
Invertí tiempo en hacer relajación, en sanar mis pensamientos, en llevar un modo de vida sin extres, no tener tanto control por todo, no ser tan perfeccionista. Quererme más y tomarme la vida de forma mas serena.
He tenido muy buenos resultados. Cada vez necesito menos insulina y me encuentro mejor. Y pienso seguir mejorando.
Saber que no somos diabéticos sino que tenemos diabetes, nos predispone a mejorar. Porque eso puede cambiar.
Quería compartirlo porque pienso que es importante y por si a alguien le resuena.