Un nuevo tipo de insulina no fibriladora podría mejorar el suministro clínico a personas con diabetes. Así lo ha dejado claro un estudio publicado en el Journal of American Chemical Society, que ha sido financiado por el National Health and Medical Research Council de Australia.
El equipo del profesor Akhter Hossain, del Instituto Florey de Neurociencia y Salud Mental, ha logrado sintetizar un análogo de la insulina llamado glicoinsulina que logra los mismos efectos reductores en los niveles de glucosa que la insulina nativa, pero sin la formación de fibrillas.
Estas fibrillas pueden surgir cuando los compuestos de insulina se amontonan hasta formar grumos, lo que puede interferir en la administración de insulina a través de bombas de infusión. Esto puede provocar una subdosificación que puede incluso llegar a ser mortal.
El descubrimiento de la glicoinsulina ofrece una nueva solución a los pacientes porque "no solo no forma fibrillas, incluso a altas temperaturas y concentraciones, sino que también es más estable en el suero humano que la insulina nativa", afirma el profesor Hossain. "Estos hallazgos podrían posicionar a la glicoinsulina como un excelente candidato para su uso en bombas de insulina y una forma de mejorar la vida útil de los productos insulina", añade.
En concreto, más de 25.000 personas en Australia y más de 350.000 personas en Estados Unidos utilizan bombas de insulina para el control de su diabetes. Los equipos de difusión de la bomba deben reemplazarse cada 24 a 72 horas para reducir el riesgo de formación de fibrillas. Solo en Estados Unidos se podrían ahorrar casi 900 millones de euros al año (1.000 millones de dólares) si el período de uso de la insulina se incrementara de dos a seis días.
"Esperamos optimizar el proceso de producción de la glicoinsulina para que este compuesto pueda ser investigado más a fondo en más estudios clínicos", afirma el profesor Hossain. En este estudio ha sido además fundamental la ingeniería desarrollada por los profesores Ryo Okamoto y Yasuhiro Kajihara de la Universidad de Osaka en Japón, a partir de un complejo método utilizando yemas de huevo.
"Típicamente, la modificación química genera desestabilización estructural e inactivación, pero pudimos sintetizar la glicoinsulina exitosamente de manera que retenga una estructura helicoidal similar a la insulina. El resultado es un análogo de insulina casi completamente activo que ha demostrado una unión casi nativa a receptores de insulina en estudios de laboratorio y animales", explica John Wade, que ha codirigido este estudio.
El CEO de Diabetes Australia, Greg Johnson, ha recibido favorablemente los resultados del estudio y ha concluido que "han pasado casi 100 años desde el descubrimiento de la insulina y es muy emocionante que veamos nuevos descubrimientos de insulina y moléculas similares a la insulina que tienen el potencial de aliviar la carga y el coste del día a día para las personas con diabetes".