Según datos de la Fundación de la Diabetes y su estudio 'Di@bet.es', "el 13,9% de los españoles mayores de 18 años tiene diabetes tipo 2, lo que equivale a más de 5,3 millones de personas.
De ellos, casi 3 millones ya estaban diagnosticados, pero 2,3 millones desconocen que padecen la enfermedad". Son datos extraordinariamente preocupantes.
La diabetes tipo 2 es una enfermedad metabólica que provoca que nuestro organismo se vuelva resistente a la insulina. Esta hormona es la encargada de regular la cantidad de azúcar (glucosa) en sangre.
Cuando el cuerpo pierde esta capacidad, se arriesga a sufrir los efectos de una hiperglucemia constante, que, según la clínica Mayo, consiste en "aumento de la sed, necesidad de orinar a menudo, aumento del apetito, pérdida de peso involuntaria, fatiga, visión borrosa, llagas que tardan en sanar, infecciones frecuentes y zonas de piel oscurecida, habitualmente en las axilas y en el cuello".
Normalmente esta afección se trata con con cambios en el estilo de vida, sobre todo en el ejercicio y la alimentación, pero en casos extremos se suele recurrir a la insulina inyectada. Ahora, un grupo de científicos de la Universidad de McMaster, en Canadá, ha descubierto que un medicamento para la diabetes podría, además, protegernos de las enfermedades cardiovasculares.
"Los que padecen diabetes tipo 2 tienen el doble de probabilidades de sufrir accidentes cardiovasculares"
Lo mejor de todo es que, citando al televisivo doctor House, la publicación que ha dado a conocer este estudio no es 'Dolores de Coco Molones del Sur de Nueva Delhi', sino la mismísima 'The Lancet'.
Dicho de otro modo, no está publicado por una revista de segunda, sino por una de las mejores del mundo. Y no es de extrañar si nos fijamos en los métodos que ha seguido el grupo de investigadores liderado por el doctor Hertzel C. Gerstein: 371 clínicas en 24 países, 9.901 participantes. Un estudio aleatorizado, de doble ciego y controlado con placebo. Por explicar el significado de todo esto: no solo cumple los estándares de calidad esperados de un buen trabajo científico, sino que los supera con creces.
De los 9.901 sujetos de estudio, un 46,3% eran mujeres. A la mitad de ellos (4.952) se les proporcionó un medicamento llamado dulaglutida. Este está diseñado para estimular la liberación de insulina por parte del páncreas y disminuir así los niveles de glucosa en sangre. Al resto de los participantes (4,052) se les administró un placebo.
Lo que no se esperaban los investigadores es que entre los efectos secundarios de este medicamento se encontraban la diarrea, el estreñimiento y la prevención de enfermedades cardiovasculares. Mientras que en el grupo de control (los que tomaban placebo) no se describió ni un aumento ni una disminución de la prevalencia de infartos u otras enfermedades del sistema circulatorio, en el grupo que sí tomó la medicina la incidencia de estas afecciones a lo largo de los 5 años posteriores a la administración del fármaco se redujo un 12%.
Esto, aunque de relevancia para todos nosotros, pues las enfermedades del sistema circulatorio y del corazón son las que más muertes producen en el mundo, es especialmente importante para los pacientes de diabetes tipo 2, pues como apunta el investigador principal del estudio, el doctor Hertzel C. Gerstein: "Comparados con personas que no padecen diabetes tipo 2, los que sí la sufren tienen el doble de probabilidades de sufrir eventos cardiovasculares como ataques al corazón e infartos".
Esta es una demostración de que no todos los efectos secundarios de las medicinas tienen por qué ser algo negativo. Por supuesto, el escenario ideal es que todos tengamos una salud cardiovascular y metabólica ideal, pero eso es una utopía que, por desgracia, muchos de nosotros no podemos disfrutar. La parte 'buena' es que mientras la ciencia siga avanzando como lo hace con este estudio, podemos esperar que estas afecciones se conviertan en irrelevantes.