La aparición de la diabetes suele causar un gran impacto en el ámbito familiar y es fundamental que la persona se adapte lo más rápido posible sin perder sus hábitos y costumbres previos a la enfermedad.
El ejercicio físico o la práctica de algún deporte juegan un papel fundamental. La práctica deportiva se recomienda a toda la población, tenga o no diabetes, por los múltiples beneficios que nos aporta a nuestra salud, siendo uno de los pilares básicos en el tratamiento de las personas que sufren diabetes.
Se debe controlar la práctica de ejercicio de forma intensa o de competiciones deportivas ya que pueden alterar el control de la diabetes. A la hora de realizar cualquier tipo de deporte, se debe tener en cuenta una serie de recomendaciones adaptadas a la situación, duración e intensidad del ejercicio a realizar.
La persona que realiza deporte debe conocer el contenido de hidratos de carbono de los alimentos o la relación con las dosis de insulina, para entrenarse en cómo modificar estos factores según la intensidad, la duración o la frecuencia con la que realiza el ejercicio.
No solamente se puede, sino que se debe. La práctica de ejercicio físico habitual está asociada a una mejora del estado de salud general y a la prevención de algunas enfermedades. El sedentarismo es un factor de riesgo de problemas cardiovasculares y asociado a una mayor mortalidad.
Si la persona ya practicaba algún tipo de deporte de forma habitual antes del diagnóstico de la diabetes, debemos conseguir que siga realizando ese deporte que practicaba. En el caso de los deportes de competición o algunos deportes de larga duración o alta intensidad lo más probable es que la persona necesite un periodo de adaptación e ir incrementando de forma progresiva la intensidad o duración de la actividad. A medida que vaya pasando el tiempo la persona conocerá a su cuerpo y la respuesta a la cada tipo de actividad física.
Es necesario medir la glucemia frecuentemente para conocer cómo influye el tipo de ejercicio en los valores de glucemia y qué modificaciones son las más acertadas para cada tipo de ejercicio o deporte:
Glucemia < 70 mg/dl no se recomienda hacer ejercicio.
Glucemia 70-99 mg/dl se recomienda comer previamente.
Glucemia entre 100-250 mg/dl se puede realizar ejercicio sin realizar ingesta.
Glucemia > 250 mg/dl, no hacer ejercicio y medir cuerpos cetónicos.
La complicación más habitual cuando se practica ejercicio físico es la hipoglucemia. Esto se produce cuando se realiza ejercicio físico y el organismo consume glucosa de la sangre como combustible. Si este consumo muscular de glucosa no se compensa rápidamente con el aporte de hidratos de carbono o no se reducen las dosis de insulina o de fármacos, lo más seguro es que la hipoglucemia aparezca.
Como he comentado antes, se debe realizar ejercicio físico y conocer el cuerpo poco a poco para saber cómo responde a cada actividad para poder así controlar los picos de glucemia. Y muy importante llevar una alimentación estructura para cada actividad y rendimiento físico de cada individuo.