A Antonio, el inventor de este páncreas artificial, le diagnosticaron diabetes hace diez años. Su páncreas no produce insulina. Desde entonces, una bomba le permitía a su cuerpo obtenerla de manera continuada.
Aprendió a vivir con ello, pero este joven de 33 años, ingeniero en telecomunicaciones e informático de profesión, ha ido más allá. A través de un foro de diabetes encontró hace un año un sistema informatíco libre que le sirvió para crear su propio pancreas artificial.
Un pequeño ordenador lee los datos de glucosa que le proporciona un sensor que lleva en su brazo y da las órdenes a su bomba de insulina.
Este joven onubense trabaja para una de las empresas más importantes de de Silicon Valley, con sede en California. Para él, todo este sistema puede ser el inicio de un invento que ayude a millones de personas.