Opinar sobre cualquier condición de salud de otra persona es algo delicado que requiere de sutileza, delicadeza y empatía.
Pero a veces incluso con la mejor de las intenciones podemos herir los sentimientos de alguien que está haciendo todo lo que puede por mantenerse saludable.
En el caso de la diabetes tipo 1, muchísimos pacientes están cansados de escuchar frases imprudentes que usualmente veces se fundamentan en mitos asociados a esta condición.
En un foro en español, Víctor Mercado recuerda la vez en que le dijeron: “Comerte un caramelo para ti es como comerte una granada, ¿verdad?”. A Mila Ferrer, madre de un joven diabético, la que más le ha molestado fue: “No te cuidaste durante el embarazo y por eso nació así”.
“Lidiar con diabetes tipo 1 o cualquier tipo de diabetes es agotador en muchos sentidos, especialmente cuando tienes que lidiar con gente con esas ideas preconcebidas de la enfermedad”, explica Jennifer Lavallee, en un articulo para la revista Self.
“Experimentar bajos niveles de azúcar, lidiar con el alto costo de los medicamentos y manejar el estrés relacionado con la diabetes son efectos fastidiosos de vivir con esta condición a la que estamos atados de por vida. Con lo que me niego a convivir es con el estigma asociado al ser diabético”, explica Lavallee, en un articulo para la revista Elle.
La información, el sentido común y ponerse en los zapatos del otro son elementos clave para no incurrir en estos errores.
“Aconsejaría a cualquiera que conozca a alguien con diabetes que piense antes de hacer una pregunta o comentario que puede sonar como insensible”, dice Marci Thiessen en un artículo publicado para Beyond Type 1. “Que tus palabras provengan de la compasión y el deso de entender y no de insensibilidad o torpeza”, insiste.
Esta guía también puede ayudarte.
1. “Será que comías demasiado dulce?”
La diabetes tipo 1 no se origina por malos hábitos alimentarios. Se trata de una condición autoinmune que no es prevenible, ni curable.
2. “Pero ¿cómo es posible que tengas diabetes si eres delgado/a?”
La diabetes tipo 1 no tiene relación con el sobrepeso, a diferencia de la diabetes tipo 2 (lo que tampoco avala el decirle lo mismo a alguien con diabetes tipo 2). La apariencia física de la persona no es indicador de la enfermedad y nunca se deben establecer asociaciones automáticas.
3. “A mi tía con diabetes le amputaron una pierna”
Nadie con diabetes quiere escuchar esto. Aunque pueda ocurrir, la persona no necesita un recordatorio de las posibles complicaciones de la diabetes y la ciencia ha avanzado mucho para intentar prevenirlas.
4. “No sé cómo puedes inyectarte. Qué horrible”
En primer lugar, no es tan malo como parece y en segundo es la única forma en que tu amigo/a o pariente tiene para mantenerse saludable. Necesita apoyo, no recordatorios de lo inconveniente de vivir con esa condición a diario.
5. “No te comas eso”
El paciente es responsable de sus decisiones y consecuencias y salirse de la dieta esporádicamente está bien siempre y cuando lo planifique con el resto de sus comidas y aprenda a ajustar sus dosis de insulina. Aunque tu preocupación sea genuina, no lo hagas sentir culpable.
6. “Te inyectas insulina, ósea que tienes la diabetes mala”
Ninguna diabetes es buena y eso simplemente hará sentir peor al paciente. Ambos tipos de diabetes conllevan riesgos que no es sano estarle recordando constantemente al individuo.
7. “Tienes que probar esta receta natural de mi abuela que le quitó la diabetes”.
Mucho cuidado con consejos de sabiduría popular que, no sólo son errados, sino que pueden poner en peligro la vida del paciente. La única persona que puede recetar algo es el médico.
¿Qué responder?
A las personas con diabetes que escuchan estos comentarios, los expertos dan algunas herramientas para manejarlos.
Infórmate. Cuanto más sepas de tu condición, ese conocimiento te empoderará y te ayudará a responder con fundamento a mitos o falsas creencias.
Rodéate de personas que te apoyen y motiven. No siempre podrás evitar los comentarios imprudentes, pero puedes escoger con quiénes pasas más tiempo.
Sé honesto. No te quedes callado. Con respeto y cortesía responde y explícale a la persona por qué lo que dijo es o no correcto y cómo te hizo sentir. Le estarás haciendo un favor y quizá salvando esa relación.