La jubilación supone un cambio muy importante en la vida de las personas con enfermedades crónicas incluida la diabetes. Con la jubilación, el autocuidado y control de sus enfermedades pasa a un primer plano.
Por tanto, el cuidado de su diabetes pasa a tener más relevancia. El jubilado es más demandante de servicios sanitarios, por lo que al acudir con más asiduidad al médico y enfermera, hace que conozca mejor su enfermedad, autocuidados y control. Se hace más cumplidor. Por lo que el paso a la jubilación supone una oportunidad de mejora.
También hay que tener en cuenta que los objetivos de control de la DM2 cambian en pacientes mayores y se van haciendo más laxos con la edad. Otro punto es que estos pacientes al ir envejeciendo tienen más prevalencia de otras patologías como los diferentes tipos de demencias, artrosis y otros factores de riesgo cardiovascular, lo que pueden hacer que el cumplimiento en el tratamiento de la DM2 no sea adecuado.
La diabetes es una enfermedad crónica que, a pesar del desarrollo de tratamientos, constituye un desafío mental y emocional.
Más tiempo
En este grupo de pacientes posiblemente el factor más positivo es la disponibilidad de tiempo y tal vez el más negativo la falta de motivación y en algunos casos la escasa conciencia de enfermedad. Algunos pacientes consideran que a partir de cierta edad no es necesario conseguir ciertos objetivos de glucemia o presión arterial. Por eso, es clave promover actuaciones individuales y grupales con las que se motive e informe al paciente, mejorando el conocimiento de la enfermedad, sus complicaciones y qué pueden hacer por mejorar su control, desde la adherencia terapéutica hasta el resto de medidas a su alcance. Desde la consulta médica se puede motivar al paciente proponiéndole los objetivos de control de forma sencilla y comprensible. Se les puede citar en consulta programada para disponer de un tiempo extra y así practicar una escucha activa que ayude a crear un clima de confianza y permita detectar los aspectos subyacentes que pueden estar influyendo en la implicación y cumplimiento terapéutico.
Llevar una vida organizada, con rutinas diarias y actividades horarias, reforzando continuidad en la buena alimentación de casa, con tiempo suficiente para realizar ejercicios físicos y el uso de la tecnología, como las alarmas de los móviles para recordar las tomas de los medicamentos son pautas a tener en cuenta.
Los trastornos del estado de ánimo pueden influir de un modo determinante en la adherencia al tratamiento, por lo que es importante sospecharlos en casos de mala adherencia y abordarlos en la entrevista clínica. Así, los factores relacionados con el empeoramiento de la adherencia más destacados son la solvencia económica y la la depresión.
Trabajo coordinado
El papel del personal de enfermería es fundamental en este perfil de paciente. También hay que tener en cuenta que es muy frecuente sobre todo en varones que delegan la responsabilidad del cuidado de su salud en la esposa, ésta es una inercia que supone un riesgo a tener en cuenta, en caso de enviudar el varón se producen muchos casos de abandono o confusiones con el tratamiento. Es importante explicar al paciente que debe tomar conciencia y responsabilidad de su enfermedad.
Con la receta electrónica se puede detectar si la medicación prescrita se está retirando o no de forma adecuada. Los farmacéuticos pueden colaborar en este aspecto informando al paciente sobre la medicación que les corresponde o si está inactiva por no retirarla y animándoles a acudir a la consulta médica si sospechan mala adherencia o confusiones en la toma de la medicación. Las asociaciones de pacientes hacen una importante labor que puede ayudar en el conocimiento de la enfermedad, sus complicaciones, la importancia de la adherencia al tratamiento y la mejora de hábitos.
En definitiva, es fundamental que el tratamiento de la DM2 esté basado en un trabajo en equipo enfocado a mejorar la calidad de vida del paciente, evitar complicaciones agudas y crónicas de la DM2. Dicho equipo, integrado por el médico de familia, enfermeros, auxiliares, terapeutas, farmacéuticos, familiares, asociaciones de familiares deben de tener tareas diferentes, bien definidas y con una visión global en cuanto al tratamiento y cumplimiento terapéutico de la diabetes tipo 2.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Medicina de Familia Inmaculada Gallo Sallent, Azucena Rodríguez Martínez, Fernando Hernández Menarguez, Vicente Nohales Requena, Oscar de Pablos Carballal, Rodolfo Castillo Wandossell y María Mercedes Tárraga Aguilar, de Murcia; los médicos de Atención Primaria Antonio Ripoll Cano, Marwan Damaj Hamieh, Pedro Vélez Guerra y Jose González Batista, del Centro de Salud Foietes, Benidorm, y Pilar Cardenal Falcón, José Alfredo Agullo López, Octavio Sosa Meza, Pascual Martínez Deltell, Salvador Aguilar Pérez y Rafael Alonso Pinos, de Alicante.