Haley Gassenheimer tocaba su clarinete durante el ensayo de la banda de Coral Reef High School en agosto cuando se enfermó.
“No podía respirar”, dice Haley, de 15 años. “Me faltaba el aire”.
Haley fue llevada de inmediato al Baptist Children’s Hospital, donde se descubrió que sufría de cetoacidosis diabética, una seria complicación de la diabetes que ocurre cuando el cuerpo produce niveles altos de ácidos sanguíneos llamados cetonas.
Haley fue diagnosticada con diabetes Tipo 1, una condición en la que el páncreas produce poca o ninguna insulina. La insulina es una hormona necesaria para alimentar las células para producir energía.
La diabetes Tipo 1 usualmente comienza durante la niñez o la adolescencia, pero se puede desarrollar en adultos.
Los síntomas incluyen sed excesiva, comer mucho y perder peso, dice el Dr. Arcenio Chacón de Baptist Children’s Hospital. Haley había experimentado todos estos síntomas.
Cuando los niveles de azúcar en la sangre son altos se dificulta que los riñones lo procesen, entonces el azúcar se va a la orina. Eso produce micción frecuente y deshidratación. La pérdida de peso es resultado de que el cuerpo no absorbe azúcar, que tiene calorías.
“Una familia puede que no se de cuenta porque los síntomas comienzan gradualmente”, dice Chacón. Eso fue lo que pasó con la familia de Haley.
“No me di cuenta de que tenía síntomas porque todo el mundo estaba luchando con el calor durante la práctica de la banda”, dice la mamá de Haley, Patty Gassenheimer. “Pensé que estaba deshidratada”.
Los factores de riesgo para diabetes Tipo 1 incluyen historial familiar, genética y edad.
Zachary, el hermano mayor de Haley, también fue diagnosticado con diabetes Tipo 1 cuando tenía 16 años. Al ver los síntomas de Haley, sugirió inicialmente a la familia que Haley podía tener la misma condición que él.
“A principio fue difícil para mí (con el diagnóstico)”, dice Haley. “Pero sabiendo que mi hermano tiene una vida normal yo sabía que iba a estar bien. Él era un buen modelo. Me hacía sentir segura y de que iba a ser más fácil”.
Haley tuvo que ajustarse al conteo de carbohidratos, una de las muchas opciones de planificación de alimentos para manejar los niveles de glucosa en sangre, utilizado más a menudo por personas que usan insulina. Incluye contar el número de gramos de carbohidratos en una comida y ajustarlo con una dosis de insulina.
Monica Grimaldi, nutricionista y educadora certificada en diabetes de Nicklaus Children’s Hospital, dice que es importante comer granos integrales como pan integral, quinoa, cuscús, que son más bajos en carbohidratos y más altos en fibras que alimentos como el arroz blanco o la pasta.
Las comidas también deben incluir vegetales y legumbres como frijoles, lentejas y guisantes. Comer carnes magras como salmón y atún, que tienen menos grasa saturada en lugar de carnes rojas.
Coma frutas en lugar de tomar jugos de fruta y otras bebidas azucaradas. Manténgase alejado de azúcares procesadas, bebidas endulzadas con azúcar como los refrescos, jugos, té frío y bebidas energizantes.
“Las bebidas sin azúcar están bien, pero lea la etiqueta nutricional para verificar los carbohidratos”, dice Grimaldi. “Si tiene carbohidratos, se tienen que contar”.
El ejercicio regular que incorpora aeróbicos y actividades de entrenamiento de resistencia también son beneficiosos a la salud de las personas con diabetes Tipo 1, incluyendo mejorar la sensibilidad a la insulina, la aptitud cardiovascular y la fortaleza muscular.
La Asociación Americana de Diabetes recomienda una hora diaria de actividad física y menos de dos horas de estar frente a una pantalla. La actividad física puede incluir correr bicicleta, jugar, bailar o practicar un deporte, dice Grimaldi. “Debe ser alguna actividad que disfruten y no algo que sea una obligación”.
Los adolescentes deben medir regularmente los niveles de glucosa y no asumir que están bien porque se sienten bien, dice el Dr. Mauricio Flores, endocrinólogo pediátrico de Joe DiMaggio Children’s Hospital en Memorial. Preste atención a los niveles de glucosa, especialmente antes de manejar, de participar en deportes acuáticos o de escalar.
“Para adolescentes mayores que van a la universidad, recomendamos evitar el alcohol lo más posible y ser dejarle saber a sus amistades que son diabéticos”, dice Flores.
Consumir alcohol puede hacer que baje la glucosa en sangre porque el alcohol bloquea la producción de glucosa en el hígado.
Haley no ha dejado que su diagnóstico la amilane. Aun cuando estuvo hospitalizada poco antes de que comenzara el nuevo año escolar, Haley regresó a la banda y asistió al primer día de clase.
Campamentos para niños diabéticos
Aunque un diagnóstico puede ser un gran cambio en el estilo de vida de un niño, dos campamentos que se llevan a cabo en hospitales del área pueden ayudar a que los niños se eduquen sobre la enfermedad mientras se divierten.
Camp Coral Kids, un campamento de verano con supervisión médica para niños con diabetes Tipo 1, con Broward Health, se lleva a cabo todos los veranos durante dos semanas en Coral Springs.
El campamento diurno provee períodos educativos como es aprender a medir el azúcar en sangre, dice Kathy Byrne, RN y directora de Camp Coral Kids. “Se dan cuenta de que no son solo niños con diabetes Tipo 1”, dice Byrne. “Que ser diferentes los hace especiales y desarrollan amistad con otros participantes del campamento. En la escuela, los niños tienen que salir del salón de clases para medir el azúcar en sangre. En el campamento, todos lo están haciendo”.
Para información sobre Camp Coral Kids, visite browardhealth.org/camp o (954) 344-3344.
Joe DiMaggio Children’s Hospital en Memorial también tiene Camp Gene, un campamento de verano con supervisión médica para niños con diabetes, auspiciado por la Asociación Americana de Diabetes.
En Camp Gene, los niños conocen a otros niños con diabetes mientras desarrollan destrezas sociales, auto respeto y amistades de por vida. También aprenden más sobre un estilo de vida saludable a través de la educación, nutrición, ejercicio, bienestar emocional y control de glucosa.
Para información sobre Camp Gene, contacte Michelle Foster en mfoster@diabetes.org o (407) 660-1926 ext. 4643.