Según un estudio elaborado en 2013 por la Sociedad Española de Diabetes, el más completo realizado hasta la fecha, un 13,8% de la población padece diabetes tipo 2, y alrededor de un 40% lo desconoce. Pese a que la detección precoz es un proceso sencillo, pues basta una analítica regular y una segunda prueba de confirmación, gran parte de la población vive ajena al hecho de que padece diabetes o prediabetes.

“Entendemos por diabetes unos valores de glucosa en sangre por encima de 125 mg, mientras que la glucemia basal alterada, conocida como prediabetes, que puede tratarse en principio únicamente con cambios en el estilo de vida, comprende valores de entre 100 y 125 mg”, explica José Ramón Calle, asesor médico de la Fundación para la Diabetes y especialista en Endocrinología del Hospital Clínico de San Carlos de Madrid.

La alimentación es un factor fundamental tanto en situaciones de diabetes como de prediabetes.

La alimentación es un pilar fundamental tanto en situaciones de diabetes como de prediabetes. En primer lugar, si la diabetes va asociada a la obesidad es fundamental perder peso y, a su vez, eliminar los alimentos perjudiciales.

Se trata, según Calle, “de reducir los hidratos de carbono refinados, de absorción rápida, y apostar por los integrales. Los cereales, arroz y pasta no integrales o la patata, además de los zumos de fruta, disparan la glucosa de forma inmediata”. Dicho de forma gráfica: “si hablamos de glucosa en sangre, nos gustan mucho más las colinas que los picos”.

Hay que reducir los hidratos de carbono refinados y apostar por los integrales; también reducir los zumos de fruta

Por este motivo, a Manel Mata, médico de familia del Institut Català de la Salut, concretamente del centro de atención primaria de La Mina, en Barcelona, como médico de familia, le corresponde en muchas ocasiones cambiar algunas ideas preconcebidas en algunos de sus pacientes con diabetes sobre lo que significa comer sano.

“Algunos creen que comen sano porque comen mucha fruta, que en el caso de un diabético conviene consumir con moderación y apostar por las hortalizas y verdura. También se debe limitar el consumo de pan blanco o arroz, que a priori son sanos, pero tienen carbohidratos refinados y se dispara la glucosa”. En este sentido, “no hay nada peor para un diabético que un arroz hervido, que es casi como comer azúcar o dulces. Aunque suene raro, es preferible un plato pequeño de paella, ya que el aceite del sofrito retrasa la absorción de hidratos de carbono”.

Se debe apostar por las hortalizas y verdura, y moderar el consumo de fruta

Ante toda esta información, es fácil que los no diabéticos ni prediabéticos, es decir personas con unos índices de glucosa en sangre inferiores a 100 mg, puedan creer que si consumen hidratos de carbono de absorción rápida aumente el riesgo de padecer diabetes. Mata les tranquiliza. “Algunos deportistas, por ejemplo los ciclistas, comen abundante arroz y pasta antes de una etapa, pero su cuerpo reacciona ante los hidratos segregando de forma inmediata más insulina para almacenarlos y luego obtener energía durante toda la etapa”.

Sin embargo, es recomendable apostar siempre por los cereales integrales, ricos en fibra, aunque no seamos diabéticos. “Son útiles para regular el tránsito intestinal y se ha demostrado que contribuyen a prevenir diferentes tipos de cáncer”.

Es fundamental una detección precoz de la diabetes, que debería empezar en atención primaria y podría evitar, en buena parte de casos, complicaciones posteriores e incluso la necesidad de medicación. Lo explica Mata, que insiste en la necesidad por parte de los profesionales de atención primaria de “participar de forma proactiva en la detección precoz, pues existen una serie de indicios que pueden hacer sospechar que nos encontramos ante una diabetes tipo 2 o una prediabetes”.

“La obesidad es, sin duda, el principal factor de riesgo”, concretamente las medidas de la cintura: “la barriga”, señala Mata. Según los criterios oficiales de la OMS, el límite de la normalidad se encuentra en los 102 cm de cintura en los varones y los 88 cm en mujeres, aunque el doctor señala que, especialmente en el caso de las mujeres, hay que interpretar este dato con cautela.

La obesidad es, sin duda, el principal factor de riesgo

“Cuando llegan a la menopausia, muchas mujeres superan esta cifra por cambios hormonales y siguen gozando de buena salud”, de manera que en atención primaria se sigue utilizando el Índice de Masa Corporal (IMC). “Cuando es mayor de 25 significa que existe un sobrepeso que debería hacer saltar las señales de alarma, y solicitar un análisis que incluya la glucemia en ayunas”.

Pero no solo el sobrepeso es un factor de riesgo para la diabetes. Existen otros indicios de esta enfermedad que a menudo se pasan por alto, pues, según Mata, el principal problema de la diabetes tipo 2 es que en la mayoría de casos “es prácticamente asintomática”. Para Calle, los principales síntomas de una posible diabetes son “el cansancio extremo, tener la boca seca y por tanto mucha sed y orinar con frecuencia”, algo que gran parte de varones de cierta edad suele asociar con problemas de próstata. Lo malo de estos síntomas es que, al instaurarse progresivamente, “transcurren de media siete años desde la aparición hasta el momento real del diagnóstico”, cuando en la mayoría de los casos ya se han presentado complicaciones derivadas de la enfermedad.

Tener la boca seca, cansancio extremo y mucha sed, pueden ser síntomas de una diabetes

Mata señala, además, que en la diabetes tipo 2 es posible que exista una pérdida de peso sin razón aparente, ya que “al eliminar la glucosa a través de la orina, el paciente puede adelgazar sin estar a dieta”, algo que también ocurre en la diabetes tipo 1. “Puede ocurrir que un niño beba y orine mucho, tenga mucha hambre, y, a pesar de que coma mucho, adelgace, pudiendo llegar incluso al coma si no se diagnostica a tiempo la enfermedad”.

También hay que fijarse en otros factores. “Si llega un paciente que no es obeso pero tiene familiares de primer grado con diabetes, es fundamental realizar el cribado”, explica Mata. Calle amplía el espectro “a las mujeres que han padecido diabetes gestacional durante el embarazo, a las que conviene vigilar más, y bebés que han nacido con más de 4 kg sin que los padres sean especialmente grandes”.

Si se dan todos estos factores, es fundamental realizar una analítica para valorar los niveles de glucosa en sangre. Para ambos expertos, lo deseable es diagnosticar la enfermedad cuando se encuentra en fase de prediabetes, ya que su aparición puede prevenirse con cambios en el estilo de vida. El tratamiento de la diabetes se aborda fundamentalmente desde tres frentes: “dieta, ejercicio y medicación”, afirma Calle.