Empresario, cocinero y comunicador, Chicote es uno de los grandes de la ‘tele’ y de los fogones, con tres restaurantes y muchos proyectos. Visitó Zaragoza esta semana como padrino de la Alianza contra la Diabetes. La fuerza le acompaña.
–Dicen que gana como persona, más allá del personaje que vemos por la tele...
--No lo sé. Probablemente, fuera hay posibilidad de hablar de más cosas.
--Entonces, probemos. He visto por la tele que tiene programa nuevo...
--Se llama Te lo vas a comer. Son seis capítulos sobre fraudes y estafas que tienen que ver con la alimentación. Y vas a alucinar. Yo he alucinado y conozco el sector. Es duro. Pero alguien tiene que contarlo.
--Le he visto llorando en la promo...
–Cuando estás hablando de una persona que ha perdido a su madre en condiciones muy dudosas es difícil que no te llegue ni te afecte...
–Llora, se enfada. ¡Es muy pasional!
–¿Sabes lo que pasa? Ya hace mucho tiempo que entendí que no se puede vivir sin empatía y sin meterse en los zapatos del que tienes enfrente. Y entendí que mirar para dentro no sirve de nada sin mirar para fuera. Y, si miras para fuera sin empatía, tampoco sirve para nada porque eres un mero espectador. Así que convertí la empatía en uno de mis principios vitales. Creo que fue uno de los secretos de Pesadilla en la cocina. Yo no estoy de acuerdo en que siempre se ven los toros desde la barrera. Lo que ocurre es que te expones más. Pero exponerse va en el sueldo.
--La tele le dio fama. Pero lleva mil años colaborando con los medios...
--Antes de empezar con Pesadilla había hecho muchas cosas. Tele, en Canal Cocina, prensa... Y radio, con Toni Garrido. Con él estuve 3 o 4 años. Si te digo la verdad, no sé ni como empezó. Creo que la primera vez que estuve en su programa fue casi por casualidad. Me llamó por algo y a partir de ahí surgió el hecho de que yo colaborara. Me lo pasaba de cine. Yo suelo disfrutar lo que hago.
–Ha venido a Zaragoza como padrino de un concurso de cocina de la Alianza en diabetes de Boehringer Ingelheim y Lilly. ¿Cómo empezó esta aventura?
–Fue hace año y medio. Boehringer y Lilly querían darle un poco más de visibilidad a su programa y me pareció que merecía la pena participar en él. Al final, es dar visibilidad a una pandemia tan importante como la diabetes, una enfermedad que algunos ni sabe que padecen (sobre todo, en el caso del tipo 2) y que tiene unas consecuencias terribles. Vamos a ayudar a los diabéticos a comer adecuadamente. Y eso no es sinónimo de aburrido. De hecho, a los que nos gusta la vida nos gusta comer bien. Los que pautan dietas para enfermos de diabetes tienen unas premisas nutricionales, pero unos conocimientos culinarios limitados. Y ahí es donde entramos nosotros. Además, el poner la experiencia de lo saludable en primera persona es un valor añadido. ¡Mírame! ¡Yo me he quitado 30 kilos! Estoy más contento que unas castañuelas.
–Pues ya me dirá cómo... ¡Me interesa!
–Pues comiendo lo que debes pero, más importante, ¡no comiendo lo que no debes! Y moviendo los pies... Yo tengo tres restaurante en Madrid: uno en Reina, otro en Castellana y otro en Puerta del Sol. Ahora siempre voy andando de uno a otro.
–¿No me diga que también ha vuelto al rugby? Si no me equivoco, usted jugaba y compartía selección con Bardem...
–¡Ya me gustaría! Y, sí, jugamos juntos, porque en la selección de Madrid estábamos los dos. Él estaba en la española, pero yo no. Somos quintos, como dicen. Pero es muy complicado con mis trabajos mantener una disciplina de equipo. Aguanté dos años, pero luego lo dejé por una cuestión de compromiso con el equipo. Por eso me pasé al tiro con arco. Tenía que encontrar algo que pudiera hacer yo solo.
--Con una biografía tan intensa, espero que ‘La fuerza le acompañe’.
–(Risas) Soy fan de Star Wars desde chaval. Cuando les digo a la gente de mi cocina, que son todo chicos de veintitantos años, que yo vi las primeras en el cine se quedan alucinados. No sé si la fuerza me acompaña pero me alucina todo lo que sea de Star Wars. Y encima, ahora que la gente lo sabe siempre me cae algún regalito.
–No es solo eso. El cómic, en general... Creo que es muy fan del aragonés Altarriba.
–Fui muy lector de cómic infantil, gracias a la biblioteca de mi colegio. Luego lo dejé porque asociaba el cómic a una cosa infantil. Y hace unos años le empecé a coger el tranquillo y sigo comprando. Entre la fantástica, la ciencia ficción, la negra y la cocina, la librería de mi casa anda ya por casi 3.000 volúmenes.
--Alberto, tenemos que acabar... Pero, respecto a la primera pregunta. No esperaba un Chicote tan cercano ni hablador.
--Otra cosa, no sé... ¡Pero rajo que da gusto!.