Mábel Vargas descubrió hace 15 años que padece la enfermedad. ¿Cómo lo descubrió, cuáles son sus síntomas, cómo se trata, qué pudo hacer para no sufrirla?
“Yo nunca pensé que sería diabética. Al perder 10 kilos de peso y notar que se me estaba desmejorando la visión, empecé a sospechar que padecía la enfermedad”, respondió Mábel Vargas con voz resignada, a la pregunta que le hice sobre el descubrimiento de su enfermedad, a propósito del día mundial de la diabetes.
La diabetes es un desorden metabólico en el cual los niveles de azúcar en la sangre se elevan por encima de lo normal, condición que puede traer graves complicaciones, discapacidad y muerte. Lea también: Uno de cada 11 adultos sufre diabetes en el mundo.
Esta barranquillera de 50 años descubrió que padecía la enfermedad, hace 15, cuando motivada por sus sospechas decidió acudir al médico.
Se hizo el examen de sangre en ayunas. Mientras que en la hoja de resultados decía que un número entre 70 y 100 mg/dl (miligramos de glucosa por decilitro de sangre) indicaría normalidad, a un lado estaba el 250 mg/dl que le confirmaba que tenía diabetes.
Sobre sus síntomas, Mábel dice que tomaba agua constantemente, pero la sed no se le quitaba. “Además, perdía peso por la eliminación de líquidos”.
Y, en efecto, la diabetes “puede producir polidipsia (aumento anormal de la sed), poliuria (gasto urinario excesivo), polifagia (sensación incontenible de hambre) y pérdida de peso”, como explica Eudaldo Villa, médico internista de la Universidad Metropolitana de Barranquilla.
Además, indicó, que cuando los niveles de azúcar en la sangre son muy elevados esto puede generar mareos, exceso de sudoración, dolor de cabeza, desánimo, náuseas y vómito. Lea también: Uno de cada 11 adultos sufre diabetes en el mundo.
¿Por qué le dio diabetes?
Pese a tener antecedentes familiares, Mábel no previno la enfermedad. “Comíamos lo que todos comían en la casa, no pensábamos en cuidarnos”, contó.
Hace 50 años su mamá, Yolanda Gómez de Vargas, descubrió que era diabética, como varios de su familia. Hace 30, también lo hizo su hermana, Mayamil Vargas y, solo hace siete lo descubrió Mara Vargas, otra de sus hermanas. Las cuatro conviven con la enfermedad y cada día aprenden más sobre los cuidados que deben tener. Saben que mientras sigan las indicaciones de su médico, podrán llevar una vida normal y así lo hacen.
La diabetes es una enfermedad crónica que ocurre cuando el páncreas ya no puede producir insulina (hormona encargada de regular los niveles de azúcar en la sangre) o cuando el cuerpo no puede hacer un buen uso de la que produce.
“Puede darse por predisposición genética, obesidad, inactividad física, procesos infecciosos o el consumo de ciertos medicamentos. Quienes sufren de hipertensión también tienen el riesgo de que se eleve su nivel de glucosa en la sangre”, precisó Villa, quien desde hace nueve años ejerce como internista, atendiendo a personas con diabetes, entre otras patologías en el Hospital Santander Herrera de Pivijay, en Magdalena.
Para la diabetes no hay edad
En un comunicado difundido por la agencia de comunicaciones Origami, con la consigna “Juntos por la diabetes”, explican las tres formas en las que se presenta la enfermedad.
Existe la diabetes juvenil o tipo 1, aquella que se presenta tanto en niños como en jóvenes y que se caracteriza por ausencia total de insulina. Esto debido a una reacción autoinmune que ataca a las células del páncreas, que son las responsables de su producción. Aunque, también puede influir la predisposición genética.Puede leer: Así le enseñan a los niños a sobrellevar la diabetes.
La que padece Mábel Vargas es la diabetes tipo 2 o del adulto. Aquí la insulina sí está presente, pero el cuerpo no puede utilizarla de forma correcta, lo que a menudo es consecuencia del exceso de peso o la inactividad física. Usualmente ocurre después de los 45 años, pero puede presentarse en la juventud y aún en la niñez.
Y como si fuera poco, la enfermedad también se puede presentar en mujeres embarazadas, con el nombre de diabetes gestacional. Esta corresponde a niveles altos de azúcar en la sangre que se detectan en el embarazo.
De acuerdo con Álvaro Márquez, médico endocrinólogo de la Universidad Nacional de Colombia, “la obesidad influye en el riesgo de padecer diabetes en la gestación y si no se trata adecuadamente, aumenta el riesgo de complicaciones para la mamá y el bebé, como el parto prematuro, peso excesivo del bebé al nacer, problemas en el trabajo de parto, presencia excesiva de líquido amniótico e hipertensión arterial en la madre”. Lea además: Luis González, el niño de 10 meses que pesa 28 kilos.
¿Y si me da, qué hago?
“Yo asisto a mis controles, en los que me mandan mi insulina, una dieta y medicamentos para regularme la presión, porque la diabetes me causa hipertensión, según me indicó el médico que me atiende”, manifestó Mábel Vargas, quien además debe caminar una hora diaria.
Según Villa, el tratamiento depende del tipo de diabetes que sufra el paciente y de sus niveles de glucemia.
“Si son bajos, en la diabetes tipo 2, inicialmente se indica una dieta por tres meses. Si no se controla, habrá que colocarle medicamentos hipoglucemiantes (que reducen el nivel de glucosa). Para la diabetes juvenil sí se requiere del suministro de insulina”, explicó.
Lo más importante es ser aplicado con el tratamiento que indiquen los especialistas, pues esta enfermedad no tiene cura, solo se controla. Lea también: El costo de una diabetes mal manejada.
La diabetes no viene sola
Mábel Vargas antes podía ver perfectamente. Sin embargo, desde que padece diabetes ve su silueta en el espejo, pero no sus facciones. Luego de vivir años sin necesitar gafas, ahora debe utilizarlas permanentemente.
No sufría de hipertensión y, ahora debe soportar los fuertes dolores de cabeza que le dan cuando el tensiómetro (herramientas para medir la presión arterial) marca 110/150 mmHg, es decir, cuando tiene la presión alta, según su médico, asociada a la diabetes.
Y, para completar, hace poco le diagnosticaron una neuropatía diabética en las piernas: "se me duermen. Tengo problemas de circulación. Para ello me mandaron terapias”. Por fortuna, ya se encuentra mejor.
Es que la sangre con altos niveles de azúcar va dañando progresivamente los vasos sanguíneos de diferentes partes del cuerpo y si esto no es detenido a tiempo, y de forma adecuada, puede traer graves consecuencias.
Desde causar daño renal, que puede llevar a diálisis, daño ocular e incluso pérdida total de la visión, aumento del riesgo de sufrir un infarto, hasta amputaciones de los miembros inferiores.
La enfermedad es delicada, pero no se rinda. Recuerde que eso sucede cuando la diabetes no se trata a tiempo o de forma adecuada.
¿Entonces, qué hago para prevenirla?
“Mantener una dieta saludable, realizarse el examen de glucemia en ayunas al menos una vez al año y hacer actividad física”, son las recomendaciones del internista Villa.
Cuídese porque cuando se padece de diabetes no hay vuelta atrás y no olvide que Mábel Vargas tampoco pensó que llegaría a sufrir la enfermedad.Puede leer: Lentejas, un escudo contra la diabetes.
Ella, su madre y sus hermanas son parte del 7% de la población colombiana que convive con diabetes. Es decir, son cuatro de las dos millones cien mil personas que la padecen, según el “Análisis epidemiológico de la diabetes en Colombia”, realizado en 2015 por el Annals of Global Health.
No obstante, deberá saber que de acuerdo a ese estudio se calcula que una de cada dos personas con diabetes no sabe que tiene la enfermedad.
En cuanto a los diabéticos en el mundo, la Federación Internacional de Diabetes determinó que, en 2017, hay cerca de 400 millones de pacientes con diabetes. Se estima que para el año 2040 habrá más de 600 millones.