Un conjunto de investigadores de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) ha desarrollado un páncreas artificial que tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de los pacientes con diabetes tipo 1.
La plataforma tiene la ventaja de que se puede controlar a través del teléfono móvil y además aprende de los hábitos del usuario, lo que permite que los niveles de glucosa del usuario se mantengan dentro de un rango saludable.
No es la primera vez que conocemos un páncreas artificial: en 2015 supimos de uno de los primeros prototipos y el año pasado se presentó otro modelo que está previsto que llegue al mercado en 2018.
Estos dispositivos están diseñados para imitar la función reguladora de la glucosa de una persona sana, para lo que supervisan los niveles de glucosa en sangre de manera automática y administran dosis de insulina cuando son necesarias.
El nuevo páncreas artificial que han creado estos científicos es un sistema de ciclo cerrado compuesto por una bomba de insulina y un monitor continuo de glucosa colocado bajo la piel del paciente. Un algoritmo de control predictivo integrado en el smartphone se conecta con la bomba para indicar la cantidad de insulina que tiene que administrar, basándose para ello en una serie de variables como las comidas, la actividad física, el sueño, el estrés o el metabolismo. El sistema va aprendiendo del usuario y con el tiempo es capaz de anticiparse a cualquier cambio importante de la glucosa en sangre.
Para probar el funcionamiento del dispositivo, el equipo llevó a cabo un ensayo clínico con una duración de doce semanas en el que participaron 30 pacientes con diabetes tipo 1. Los voluntarios seguían sus rutinas diarias habituales mientras el páncreas artificial controlaba sus niveles de glucosa de forma continua, ajustando y adaptando la administración de insulina de manera automática.
Los resultados revelaron los efectos positivos sobre dos indicadores importantes: la disminución de la hemoglobina A1c (HbA1C) y la reducción del tiempo dedicado a la hipoglucemia. El equipo tiene que continuar realizando pruebas, pero de momento este páncreas artificial adaptativo ha demostrado funcionar adecuadamente para mejorar la calidad de vida de los diabéticos.