La diabetes tipo 2 es una enfermedad crónica que está aumentando en todo el mundo, en especial en los llamados países en vías de desarrollo. Los expertos mundiales hablan de una epidemia de diabetes: los casos se han cuasi cuadruplicado, pasando de 108 millones en 1980 a 422 en 2014, la mitad de los cuales viven en China, India, EE. UU., Brasil e Indonesia.
Bacterias, coagulación y diabetes
La emergencia sanitaria mundial que supone la diabetes requiere investigar sus mecanismos causantes para poder desarrollar nuevos fármacos y tratamientos para combatirla. Una de estas vías de investigación es el posible origen bacteriano de la enfermedad. Al igual que otras enfermedades inflamatorias como el caso del alzhéimer, el párkinson o la artritis reumatoide, se está investigando el papel de las bacterias en la diabetes tipo 2.
Investigadores de las universidades de Stellenbosch (Sudáfrica) y Manchester (Reino Unido) han estudiado el papel de las bacterias en la diabetes. Las bacterias, contrariamente a lo que se pensaba hasta hace poco, están presentes en la sangre humana, pero en forma latente, de ahí que las pruebas estándar de laboratorio no las detecten. La presencia de bacterias explicaría el aumento de lipopolisacáridos (LPS) en la sangre, provocando inflamación. Los altos niveles de sangre asociados a enfermedades inflamatorias podrían «despertar» a estas bacterias, haciendo que estas comiencen a replicarse y a secretar LPS, aumentando la inflamación y provocando un mecanismo de coagulación anómala identificado en alzhéimer y ahora también en diabetes tipo 2.
Los autores del citado estudio ya habían establecido en trabajos anteriores que la coagulación anómala de la sangre amiloidogénica causa inflamación asociada a muerte celular y degeneración neuronal. Dado que las coagulopatías son un aspecto característico de la diabetes tipo 2, los investigadores se plantearon si éstas podían ser causadas también por LPS. El nuevo estudio afirma que los coágulos de sangre de pacientes de diabetes tipo 2 también presentan esta misma anomalía estructural.
A fin de determinar la relación entre estos coágulos, bacterias y LPS, los científicos investigaron el efecto de la proteína de unión a LPS (denominada proteína LBP) que es producida por el organismo. Al agregar LBP a la sangre de pacientes de diabetes tipo 2, se vio que la formación de coágulos anormales en sangre de pacientes de diabetes tipo 2 podía revertirse, demostrando que las coagulopatías son una característica importante de la diabetes tipo 2 y que podrían ser provocadas por LPS «oculto», que sería un elemento importante en el desarrollo y mantenimiento de la diabetes tipo 2, y por tanto una posible nueva vía a investigar tanto para la prevención como para el tratamiento de la diabetes.
La Diabetes
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2012 esta enfermedad fue la causa directa de aproximadamente 1,5 millones de defunciones, de las que más del 80% se produjeron en países pobres. Según las previsiones de la OMS, la diabetes será la séptima causa de defunción para 2030.
La diabetes es una enfermedad crónica que se produce cuando el páncreas no produce suficiente insulina, o cuando el cuerpo no puede utilizar eficazmente la insulina que produce. La insulina, una hormona que regula el azúcar en la sangre, nos aporta la energía necesaria para vivir. Si no puede llegar a las células para convertirse en energía, el azúcar se acumula en la sangre hasta alcanzar niveles perjudiciales.
Existen dos formas principales de diabetes. Las personas con diabetes de tipo 1 generalmente no producen insulina, por lo que necesitan inyecciones de insulina para sobrevivir. Las personas con diabetes de tipo 2, que representan el 90% de los casos, suelen producir su propia insulina, pero la cantidad es insuficiente o no la pueden utilizar apropiadamente; por lo general tienen sobrepeso y son sedentarias, dos circunstancias que aumentan sus necesidades de insulina.
Con el tiempo, la hiperglucemia puede poner en peligro a todos los órganos principales del cuerpo y provocar ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, neuropatías, insuficiencia renal, ceguera, impotencia e infecciones que pueden necesitar amputación.