La salud en prisión de Vladimir Kokorev, el anciano nacionalizado español que junto a su mujer y su hijo suma 21 meses de prisión preventiva -acusado supuestamente de ser testaferro de Teodoro Obiang- ha alcanzado un punto crítico. Se le ha detectado diabetes, con frecuencia sufre desmayos debido a su desgaste físico y psicológico, y ha perdido la movilidad en una pierna.
En un manuscrito al que ha tenido acceso ‘El Mundo Financiero’, Kokorev asegura que es imposible que su estado de salud mejore debido a la cantidad de medicinas que necesita tomar cada día para evitar una recaída fatal. En las últimas semanas, sus problemas de circulación se han agravado, y se han multiplicado los dolores en la pierna izquierda hasta hacerle perder la movilidad cada pocos días: “intento caminar cojeando todo lo que puedo para que la sangre circule pero llega un momento cuando ya no puedo aguantar más y me acuesto”, relata en la carta.
El anciano preso en Canarias, que padece de diabetes (“por el momento me tratan con pastillas, sin pinchar”) confiesa su estado de ‘indefensión física’: “no tengo capacidad física o cognitiva para estudiar a fondo los 40.000 folios del sumario. Necesito la ayuda de mi hijo [Igor, joven abogado con estudios en ICADE, Yale, Harvard y Georgetown]. A duras penas puedo leer. Se me borra la vista después de unos 20-30 minutos de lectura. Comienzan dolores de cabeza, me duele el pecho, me falta aire y si intento hacer un esfuerzo me desmayo”
Kokorev recuerda sus padecimientos antes de ingresar en el centro penitenciario de Juan Grande: “estuve sin orinar durante más de una semana antes de ser intervenido de próstata (…) tuve que ser reanimado durante una semana”, en lo que el inspector de la UDYCO en Canarias, Francisco Herrera Zapata, refiere como “una leve intervención”. De hecho Kokorev subraya que éste es el agente conocido como “el amigo Paco” por el testigo que llevó al empresario a prisión: Ismael Gerli, su ex abogado imputado e investigado hoy por numerosos delitos en Panamá (falsificación de documentos, fraude, estafa agravada, entre otros), y al que la justicia ya le aplica medidas cautelares de control.
A los nuevos padecimientos que relata en el escrito, hay que sumar los sobrevenidos en la cárcel (mareos, sudores fríos, pérdidas ocasionales de la conciencia), y la situación de Vladimir Kokorev de baja médica por cardiopatía isquémica asociada a una arteriosclerosis: “hace años tuve un infarto, poco antes de mi arresto tuve varios ictus, mi tensión en la cárcel pocas veces baja de 180/110 (…) tomo nitroglicerina cuando siento dolores relacionados con el corazón”.
Quien se dedicara durante años al transporte marítimo de pasajeros y mercancías en el Golfo de Guinea se pregunta si le pretenden producir dolores físicos irremediables con el ánimo de obtener una confesión, lo que denomina “operación miedo” u “operación remojo”.
“Según informes de la policía canaria, ninguno de los 7 inmuebles y de los garajes y trasteros en distintas ciudades de España que se atribuyen al presidente Obiang guardan relación alguna con las transferencias recibidas de la Tesorería General del Estado de Guinea Ecuatorial por la compañía Kalunga”, siendo ésta la empresa de objeto de una investigación que se prolonga desde hace más de una década tras ser archivada por la Fiscalía Anticorrupción hasta en dos ocasiones.
‘El Mundo Financiero’ ha conocido en el entorno de la familia, afincada durante más de dos décadas en Madrid y Las Palmas, que Vladimir comenta permanentemente en prisión con otros reos su miedo a tener una obstrucción en las arterias coronarias con resultado de angina o infarto, un riesgo que se multiplica en enfermos con diabetes o hipertensión.
El empresario (junto a su mujer Julia y su hijo Igor) deberá prestar declaración el lunes 12 ante la juez del Instrucción nº5 de Las Palmas, Ana Isabel de Vega, y el fiscal Luis del Río. La denuncia de su situación humanitaria en cautiverio, en paralelo, va camino de las instituciones europeas.