El temor a las hipoglucemias, el aumento de peso y la complejidad del tratamiento son las principales barreras para un control adecuado de los niveles de azúcar en sangre (glucemia).
Al 28% de las personas con diabetes les es difícil administrarse la insulina a las horas prescritas o con las comidas.
Una reducción del 1% de la hemoglobina glicosilada significa reducir en un 21 por ciento el riesgo de muerte asociado con la diabetes2.
Se estima que en nuestro país un 56% de las personas con diabetes no tienen un nivel óptimo de hemoglobina glicosilada (HbA1c)1. Y éste es en la actualidad uno de los principales retos que hay que superar entorno a la diabetes por su impacto en la calidad de vida y en los costes socio sanitarios que lleva asociados este problema.
Sobre ello ha hecho hincapié el doctor Esteban Jódar, jefe del Departamento de Endocrinología y Nutrición de los Hospitales Quirón Salud Pozuelo, Ruber Juan Bravo y San José, durante su ponencia “Auténticas barreras para el control glucémico”, organizada con el apoyo de Novo Nordisk, en la 4ª edición del Diabetes Experience Day que acaba de celebrarse en Madrid. “Es importante conseguir un adecuado control metabólico para evitar complicaciones crónicas a largo plazo (oculares, renales…), sin causar interacciones con el tratamiento (hipoglucemias, ganancia de peso) y permitiendo una vida normal a la persona con diabetes”, advierte este experto.
El tratamiento con insulina es una de las formas de llegar al objetivo para tener un buen nivel de hemoglobina glicosilada. Al tratarse de una enfermedad progresiva, tanto los regímenes terapéuticos como la dosificación deben ser modificados si el paciente no consigue unos niveles de glucosa satisfactorios. Y es que “un buen control glucémico reduce el riesgo de complicaciones asociadas a la diabetes y mejora la calidad de vida”, indica el doctor Jódar.
En concreto, una reducción del 1% de la hemoglobina glicosilada significa reducir en un 37% las complicaciones microvasculares, el 21% el riesgo de muerte asociado con la diabetes y un 14% la posibilidad de sufrir un infarto de miocardio.2
El doctor Jódar aclara que el umbral óptimo general de HbA1c es del 7%, pero debe individualizarse según las características de cada persona con diabetes, “lo que es bueno para unos, puede ser perjudicial para otros”.
Sin embargo, tanto los profesionales sanitarios como las personas con diabetes se encuentran con barreras a la hora de intensificar el tratamiento con insulina para alcanzar un adecuado control glucémico: preocupación por el aumento de peso, el miedo a las hipoglucemias y la complejidad de las pautas de tratamiento.
Una carrera de obstáculos
El diagnóstico de diabetes supone adquirir de por vida el compromiso de controlar los niveles de azúcar en sangre (glucemia). Según explica el doctor Jódar, conseguirlo depende de muchos factores, “los hábitos de vida (comida, ejercicio, estrés), la medicación, la existencia de complicaciones y, además, el propio curso de la enfermedad que puede hacer más complejo el tratamiento”.
Cada tipo de diabetes tiene sus particularidades. Respecto a las hipoglucemias, “depender de insulina externa al organismo complica más el control y origina un mayor riesgo de que se produzcan desde el mismo momento del diagnóstico de la diabetes tipo 1, mientras que en el caso de la diabetes tipo 2 el riesgo de producirse es a más largo plazo”. De hecho, el 75,5% de los médicos tratarían la diabetes de sus pacientes de una forma más intensa si no hubiera tanta preocupación de experimentar episodios hipoglucémicos.3
Por otro lado, añade, “la obesidad también complica el manejo de la diabetes, aunque con peculiaridades. Por ejemplo, si bien es un problema que acompaña al diagnóstico y complica el manejo de la diabetes tipo 2, suele ser común que aparezca tras años de tratamiento intensivo en la diabetes de tipo 2”.
A esto hay que unir que con frecuencia las personas con diabetes no se administran la dosis de insulina o no lo hacen de acuerdo a lo que se les ha prescrito. “Barreras que, junto a la falta de flexibilidad del tratamiento en algunas ocasiones y la necesidad de controlar todo lo que se come, impiden una buena adherencia al tratamiento”, asegura el doctor Jódar. Una situación que conduce a que el 28% de las personas con diabetes les es difícil administrarse la insulina a las horas prescritas o con las comidas4, mientras que el 22% planifican sus actividades diarias condicionadas por el horario de administración de su insulina5.
Como aclara este especialista, cuando el paciente que utiliza insulina no alcanza los objetivos terapéuticos llega la etapa de intensificación de su tratamiento e “intensificar el tratamiento puede suponer aumentar la dosis de insulina pero, más frecuentemente es iniciar una terapia adicional al tratamiento que la persona con diabetes tiene hasta ese momento. Y, en general, el aumento de la dosis de insulina se ve limitado por el riesgo de causar hipoglucemias”.
Minimizar las barreras
En palabras de este experto, es importante buscar alternativas de tratamiento adaptadas a la vida de cada paciente de forma que se alcance un control glucémico eficaz que mejore su calidad de vida. En este sentido, asegura que “el arsenal terapéutico para tratar la diabetes ha crecido notablemente y, especialmente para las personas con diabetes de tipo 2, disponemos de muy buenas opciones que ayudan a limitar los problemas para un adecuado control de la glucemia”.
Además, el doctor Jódar destaca la necesidad de invertir más tiempo en la educación del paciente. “Es una labor de todos, profesionales y personas con diabetes, mejorar la adherencia a los tratamientos, y para esto debemos emplear más tiempo en explicar los beneficios y cómo logarlos”, concluye.
Referencias
Vinagre I, et.al. Diabetes Care 2012;51:774–9. UKPDS, United Kingdom Prospective Diabetes Study. Peyrot et al. Diabetic Medicine 2012;29:682–89. Peyrot et al. Diabet Med 2012;29:682–9. Peyrot et al. Diabetes Care 2010;33:240–5.