Las personas de mediana edad que fuman o presentan hipertensión arterial o diabetes tienen un riesgo muy superior de acabar padeciendo demencia en etapas más avanzadas de la vida
Las personas que, en la mediana edad, presentan factores de riesgo de enfermedad cardiovascular –entre otros, la diabetes, la hipertensión arterial o el tabaquismo– tienen una probabilidad mucho mayor de acabar desarrollando demencia en el futuro. Así lo muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad John Hopkins en Baltimore (EE.UU.), en el que se concluye, entre otros resultados, que las personas de mediana edad con diabetes tienen un riesgo futuro hasta un 77% superior de padecer demencia que sus homónimos sin esta enfermedad metabólica.
Como explica Rebecca F. Gottesman, directora de esta investigación presentada en el marco de la Conferencia Internacional sobre Ictus 2017 de la Asociación Americana de Ictus (ASA) que se está celebrando en Houston (EE.UU.), «la salud de su sistema vascular en la mediana edad es realmente importante para la salud de su cerebro cuando usted sea mayor».
Factores de riesgo cardiovascular
El estudio, iniciado en 1987 y llevado a cabo con la participación de 15.744 personas de mediana edad, muestra que, tal y como cabría esperar, el riesgo de demencia se eleva según las personas van sumando años. Un riesgo que, sin embargo, fue notablemente superior en el caso de las personas que presentan factores de riesgo cardiovascular entre los 45 y los 64 años de edad.
La salud cardiovascular en la mediana edad es realmente importante para la salud cerebral en etapas más avanzadas de la vidaRebecca Gottesman.
Concretamente, y tras el desarrollo de un total de 1.516 casos con demencia, el estudio muestra que el riesgo de posterior aparición de la enfermedad fue un 41% mayor en los participantes fumadores o eran ex fumadores que en los que nunca habían fumado; un 31% superior en aquellos que tenían prehipertensión –cifras de presión arterial entre 120/80 mmHg y 139/89 mmHg– y un 39% mayor en los que sufrían hipertensión –niveles de presión sanguínea iguales o superiores a 140/90 mmHg– frente a los participantes con una presión arterial normal; y un 77% superior en las personas con diabetes –en comparación con los no diabéticos.
Como refiere Rebecca Gottesman, «la diabetes aumenta el riesgo casi tanto como el factor de riesgo genético más importante conocido para la enfermedad de Alzheimer».
Además, el riesgo de demencia fue un 11% inferior en las mujeres y, junto al tabaquismo, la hipertensión y la diabetes, significativamente superior en los participantes con una formación inferior a la educación secundaria, de mayor edad o portadores del gen conocido por aumentar el riesgo de Alzheimer.
Más allá de los genes
En definitiva, y más allá de los genes, el riesgo de padecer enfermedad de alzhéimer en las fases avanzadas de la vida se encuentra condicionado por el estado de la salud cardiovascular ya en la mediana edad.
Como concluye Rebecca Gottesman, «si una persona conoce que porta el gen que aumenta el riesgo de Alzheimer, entonces sabe que está predispuesta a desarrollar demencia. Sin embargo, la población no piensa necesariamente en los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular de la misma manera. Si quiere proteger su cerebro a medida que envejece, deje de fumar, cuide su peso y acuda al doctor para que pueda detectar si tiene diabetes o tensión arterial alta y recibir tratamiento».