El horario de trabajo de profesionales como enfermeras, bomberos y auxiliares de vuelo, entre otros, se distingue por presentar cambios drásticos en su calendario, lo que invariablemente genera una alteración de sus ritmos circadianos. Un estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Texas A&M (TAMU), encontró que las alteraciones provocadas por los horarios por turnos, acentúan los efectos negativos de una dieta rica en grasa, contribuyendo a la obesidad y la diabetes.
Los científicos saben que los relojes circadianos ubicados en tejidos y células periféricas en todo el cuerpo, regulan los ritmos diarios que proporcionan la organización temporal de muchos procesos fisiológicos locales, incluida la inflamación y el metabolismo.
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Utilizando modelos genéticos basados en la mutación o la eliminación de los genes del reloj central, los investigadores encontraron que la alteración global y específica de la función circadiana produce obesidad y diabetes, además de otros signos de desregulación metabólica.
Teniendo esta información presente, los investigadores se plantearon determinar si la desincronización circadiana en respuesta a los horarios de trabajo por turnos, es suficiente para comprometer la homeostasis metabólica.
Para lograrlo, realizaron experimentos en ratones alimentados con una dieta alta en grasa, los cuales fueron expuestos a cambios crónicos del ciclo luz-oscuridad, específicamente 12 horas de avance cada 5 días, durante 10 semanas, lo que le permitió a los especialistas examinar el efecto de la alteración del medio ambiente en los ritmos circadianos.
Los autores del estudio encontraron que la alteración de los relojes internos exacerba las respuestas inflamatorias que conducen al desarrollo de enfermedades metabólicas, incluida la obesidad y la diabetes.
Pero eso no es todo; si bien los cambios de horario alteran los ritmos circadianos, lo que desencadena una cascada de efectos, el problema puede agravarse con la selección de comida. Los alimentos grasos pueden hacer que el reloj se retrase más allá del tiempo normal, imponiendo ciclos inoportunos en muchos procesos corporales, acentuando el efecto negativo.
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Al respecto, El Dr. David Earnest, PhD, profesor en el Departamento de Neurociencia y Terapéutica Experimental de la Facultad de Medicina de la TAMU, expresó:
Ha sido difícil diferenciar causa y efecto en esta situación, porque cuando se interrumpe el sueño, los hábitos alimentarios también se alteran. Sin embargo, usando modelos animales, pudimos demostrar que realmente fueron las alteraciones del reloj biológico lo que causó estos efectos.
Estos resultados sugieren posibles formas de reducir estos efectos y ayudar a los trabajadores por turnos a evitar algunas de las secuelas metabólicas que sus horarios laborales pueden producirles.