Seis médicos internos residentes (MIR) han merecido sendos galardones por sus casos clínicos de diabetes mellitus tipo II, que han difundido como broche de la reunión sobre la enfermedad de la SEMI. Uno de ellos, el sexto premiado, ha presentado un trabajo con 19 pacientes en tanto que el resto parte de un solo enfermo.
Esta forma de presentar los casos a partir de una persona “siempre está dotada de un gran valor educativo, no tanto científico, que ya requiere elaborar un ensayo”, según ha matizado a Redacción Médica el internista del Hospital Costa del Sol de Marbella (Málaga) Javier García Alegría, quien ha coordinado el concurso dirigido a los MIR.
Así, la residente de Interna del Hospital Jorge de Huesca Carmen Jimeno Griño (primer premio) ha recibido el distintivo de la SEMI a una de las seis mejores comunicaciones, en el concurso sobre casos clínicos organizado por la sociedad científica, por su trabajo SGLT2, un paso previo a la cirugía bariátrica.
Todas las residentes premiadas posan junto con Javier Ena y Ricardo Gómez, coordinadores de la Reunión.
En él ha seguido a un paciente de 57 años con diabetes de una década de evolución, 108 kilogramos de peso y un índice de masa corporal (BMI, por sus siglas en inglés), de 37. Consiguió reducir el BMI a 32 como acción previa, incluso sustitutiva en ocasiones, del paso por el quirófano.
Asimismo, el MIR Cristina Saval Segura, del Hospital Sagrado Corazón de Barcelona, ha visto reconocido su caso Liraglutida, más allá del control glucémico, en el que describe a un paciente de 48 años con diabetes y obesidad que, en este caso, fue sometido a cirugía bariátrica y que, con el tratamiento, consiguió reducir el peso de 106 kilogramos a solo 69, aunque al cabo de diez años se quedó en los 85 (pero con buen control metabólico en todo momento).
En tercer lugar, la residente Alba Rodríguez Pérez, del Hospital Doctor Negrín de Gran Canaria, ha merecido el reconocimiento de la SEMI por el caso de una mujer de 49 años con obesidad, diabetes, factores de riesgo cardiovascular diversos y elevada resistencia al tratamiento para la tensión arterial.
Lo original de este caso estriba en que se diagnosticó, además, apnea del sueño. Al corregirla con dispositivo nocturno de control de presión positiva de oxígeno (CPAC), bajó su peso de 112 kilogramos iniciales a 98 con el tratamiento, además de lograrse un adecuado control tanto de su diabetes como de su hipertensión arterial.
A partir del título Cetoacidosis diabética englucémica como complicación asociada al tratamiento con empaglifocina, la MIR Teresa Carrasquer Pirla, del Complejo Hospitalario de Navarra (junto con otros colegas residentes del Reina Sofía de Tudela), da a conocer esta complicación con el uso de un antidiabético, muy poco frecuente por otra parte (de ahí, también, su valor pedagógico).
Asimismo, Julia Fernández Soto (cuarto premio), del Complejo Hospitalario de Huelva, ha merecido otro de los premios de la SEMI por su caso Resistencia severa a la insulina, un manejo sencillo y barato, en el que se explica el caso de un enfermo de 61 años con 38 de evolución de la enfermedad y 101 kilogramos de peso.
Este trabajo encuentra su originalidad en que fue el cambio de la insulina administrada (argina en una concentración diferente) el que consiguió controlar el cuadro de la enfermedad, incluido el peso del paciente (28 kilogramos menos partiendo de 101).
El enfermo necesitaba, en concreto, 275 unidades al día de insulina con argina de 100; al cambiarla por otra fórmula de la misma sustancia, pero de 300 de concentración, se dio con esa mejoría general con óptimo control de la enfermedad.
Por último, el estudio Cana: si no hay “riesgo”, no gana, de Marta Sáenz de Tejada (quinto premio), MIR del Hospital Infanta Elena de Huelva, en efecto documenta 19 casos y valora en ellos el impacto de un fármaco, la canalifozina, que consigue mejorar el control diabético y disminuir el BMI.