Familias y Fanpa afirman que el documento no se aplica en los centros educativos.
La Consellería de Educación puso en marcha hace dos cursos un protocolo específico para la atención al alumnado con diabetes en la comunidad autónoma.
La medida fue impulsada de forma decidida desde Pontevedra a través de la Asociación de Nenos e Nenas con Diabete de Galicia (Anedia), con sede en la ciudad, y contó con el apoyo de la Federación Gallega de Asociaciones de Diabéticos (Fegadi).
Hubo que esperar, pero el documento se plasmó muy avanzado el curso 2014/2015 con la coordinación de la Consellería de Sanidade y las aportaciones de colectivos y agentes implicados.
Lo que se busca con ese protocolo específico es que la diabetes mellitus no sea un obstáculo para la efectiva inclusión de los alumnos de infantil, primaria y secundaria en la vida escolar y social.
El propio documento lo dice en su introducción: «A atención que o sistema educativo lle poida prestar a estas necesidades escolares asociadas á condición da diabete contribuirá de forma significativa a facilitar a plena integración das nenas e nenos diabéticos na comunidade educativa».
Tras dos cursos con el protocolo en marcha, ¿qué balance se puede hacer? La Consellería de Educación no ofreció, a preguntas de La Voz, ninguna valoración. Sí lo hicieron las familias afectadas a través de Anedia y la Federación Provincial de ANPA de Centros Públicos de Pontevedra (Fanpa) y Confapa-Galicia.
Aunque con matices, ambos colectivos coinciden en su diagnóstico: el protocolo sigue siendo un gran desconocido en los centros educativos y, por tanto, en la práctica no se aplica. «O protocolo é un papel moi bonito, pero é o gran descoñecido por parte do profesorado, que non sabe como aplicalo. Deixa á voluntariedade do claustro que haxa ou non unha persoa responsable de executalo», señaló la presidenta de Anedia, Ana Pérez.
El protocolo establece que habrá una formación inicial y que el director del colegio o instituto nombrará, de entre todos los profesores que voluntariamente manifiesten al claustro su voluntad de participar en el apoyo al alumnado con enfermedad crónica, un equipo de docentes. De ellos uno será el coordinador. Sus funciones serán las de apoyo en el control de la glucemia y aporte de insulina, siempre según la edad del alumno y de la pauta de control diabetológico establecida por los servicios sanitarios. Unas funciones que, relata el documento, son absolutamente seguras, no necesitan de conocimientos médicos específicos y pueden ser realizadas por cualquier persona que reciba un entrenamiento mínimo.
Desde Anedia se subraya que todo centro que tenga un alumno con diabetes tendría que contar con un plan de atención personalizado para ese estudiante. «A maioría dos colexios non fan o plan como se debe e os poucos que elaboraron algo foi pola insistencia das familias e conforme as súas indicacións», remacha Pérez. La asociación incide en que el protocolo solo habla de autonomía en la administración de la insulina, pero no tienen en cuenta el impacto de la enfermedad en la etapa de secundaria: «No instituto a hipo ou a hiperglicemia afecta á capacidade de atención e ten consecuencia no rendemento académico».
Por su parte, Rogelio Carballo, presidente de la Fanpa, expresó su malestar por la no aplicación del protocolo y echó en falta más implicación del profesorado en el proceso. «Son horas de que os profesionais da educación asuman eticamente a obriga que teñen cos nosos fillos, que vai máis aló da simple cuestión académica», afirmó. Añadió que las familias afectadas necesitan que los docentes se impliquen y asuman «sen excusas e con urxencia» la formación contenida en el protocolo sobre atención al alumnado con diabetes. También reclamó a la consellería que ponga a disposición de los centros los medios para que «de xeito inmediato todo o profesorado se forme e asuma as funcións recollidas no protocolo».