El control de enfermedades como la ELA o la aplicación de fármacos más específicos, mediante la nanotecnología, son algunas de las líneas de investigación de este centro.
Cabimer aspira a seguir creciendo tras una década marcada por la crisis: Cabimer aspira a seguir creciendo tras una década marcada por la crisis
El Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (Cabimer) lleva diez años investigando patologías como la diabetes, el cáncer, las enfermedades raras, la renitosis pigmentaria o la esclerósis múltiple. Nació como un referente en la investigación de las células madre, ha logrado sortear la crisis y ahora se propone seguir creciendo tras el parón en el número de investigadores hace cinco años.
En Cabimer, ubicado en la Isla de Cartuja, investigan cómo se comportan diferentes enfermedades y sus posibles tratamientos 190 trabajadores de 19 grupos. Nació en 2006 y poco después se desató la crisis que este centro ha logrado superar, según explica el director del centro, Andrés Aguilera, quien ve necesaria una mayor financiación. En 2011 se produjo un parón en el número de investigadores que se mantiene, pero ahora aspira a ampliar la cifra a 230.
Diez años después de dar los primeros pasos se plantea ahora entre sus retos una mayor aplicabilidad en el sistema sanitario y fomentar su vertiente más internacional. Uno de sus proyectos de diabetes ha conseguido medio millón de dólares de una fundación americana.
Se está trabajando en 62 proyectos de investigación, han logrado 34 patentes y se han realizado seis ensayos clínicos. En el hospital Macarena, por ejemplo, se está llevando a cabo un ensayo sobre el pie diabético para reducir el impacto de la diabetes. Se está trabajando en enfermedades neurodegenerativas, entre ellas la Esclerósis Lateral Amiotrófica, para la que no hay ninguna respuesta terapéutica eficaz. Se están obteniendo resultados interesantes, que están ahora en fase de patentes, según el investigador, David del Pozo, quien lanza un mensaje de esperanza.
Su laboratorio también trabaja con nanotecnología, la materia a escala nanométrica, que permitirá que cada vez más en los próximos años los fármacos se dispensen de forma más específica con menos efectos adversos. Se trata de fórmulas semi-inteligentes, que viajan por el interior del cuerpo, detectan un problema y dispensan una sustancia para tratarlo.