Aileen Chávez, Sabrina Lamadrid y Gerardo Gutiérrez, estudiantes del Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud (CICS), crearon un cereal a partir de una base de camote que combate enfermedades metabólicas, como la diabetes, la obesidad y el colesterol alto, para que las personas que padecen esta enfermedad, como Berenice, puedan consumirlo.
La idea de hacer un alimento con esta raíz se generó a partir de un proyecto escolar en el que los estudiantes debían elaborar un producto innovador que pudiera contribuir a la alimentación de los mexicanos.
Gerardo y sus compañeras creen que los productos que se encuentran actualmente en el mercado no satisfacen las necesidades de personas con padecimientos como la diabetes, así que decidieron enfocar su proyecto en ellos.
Aseguran que el camote tiene dos beneficios principales: el primero es que contiene almidones complejos que suministran energía a lo largo del día, es decir, que mantendrán un índice glucémico estable, sin sentir hambre. La segunda ventaja es que contiene carbohidratos que brindarán glucógeno.
Los estudiantes comentan que el alimento no ha sido explotado como en algunas partes de Latinoamérica, donde su consumo es mayor, pues se usa para sustituir la papa, esto a pesar de que hay estados en el país, como Puebla, que son grandes productores.
Además de contener este tubérculo, el cereal está enriquecido con otros ingredientes, como la avena, que aporta al cuerpo proteína, carbohidratos, fibra y disminuye el colesterol. Además contiene leche para aportar calcio y edulcorantes naturales para potenciar el sabor.
Al inicio del proyecto, pensaron en hacer una avena instantánea, pues creen que es un buen alimento para comenzar el día; sin embargo, al público no le atraía su apariencia.
El equipo ideó una manera de continuar usando camote como materia prima para crear un alimento. Querían integrar la misma base que tenían con la avena pero de una manera atractiva. La solución fue hacer un cereal. “Ahí nos topamos con otra dificultad. No teníamos ni idea de cómo hacerlo, por lo que buscamos apoyo con los profesores”.
El primer problema fue no contar con una hojuelera. Buscaron costos, pero no podían cubrirlos, pues su valor es de aproximadamente 20 mil pesos, además de no considerarlo una buena inversión, pues no lo veían como un proyecto a futuro, por lo que decidieron hacer las hojuelas a mano.
También surgió un problema en cuanto a la materia prima del producto: el camote amarillo es un vegetal poco común en la Ciudad de México y se da sólo por temporadas, por lo que al equipo se le dificulta conseguirlo.
Cuando terminaron el cereal realizaron una prueba para el público y notaron que la aceptación era favorable. Incluso, comentan que no podían creer que el cereal fuese de camote, pues regularmente se elaboran con harina o trigo y no con una raíz, de ahí el nombre Rooty que significa raíz en inglés.
Después de que la nota se publicara en Conacyt, los estudiantes no esperaban que su invento tuviera tanto éxito en los medios, pues para ellos sólo era un proyecto escolar, lo cual los ha motivado para seguir innovando, ya que buscan producir el cereal a nivel industrial.
Sin embargo, actualmente el proyecto está en pausa, pues los alumnos iban a exponer su idea en el Hospital de Santa Catarina, pero a causa del sismo del 19 de septiembre pasado, no pudieron hacerlo.
Berenice comentó que es bueno que se creen productos pensados en diabéticos, sobre todo si son “botanas”. “Cuando se quiere sustituir un alimento por otro, el sabor es lo que más importa”. Opina que es una buena opción para quienes desean mantener una alimentación sana.
La nutrióloga y educadora en temas de diabetes, Angélica Gómez Tovar, de la Asociación Mexicana de Diabetes, comentó que cualquier persona que tenga enfermedades metabólicas, sobre todo las que padecen diabetes y están controladas, pueden consumir cualquier tipo de alimento de manera moderada y explica que, aunque se trata de un buen producto, sigue tratándose de carbohidratos.
Para la doctora Gómez, la ventaja del cereal es que está hecho de manera natural, pues las marcas comerciales tienen colorantes y saborizantes artificiales; sin embargo, el nivel calórico no cambia en comparación con los cereales que existen en el mercado.
Concluyó que podría recomendarlo dentro de la dieta de sus pacientes de forma complementaria con otros productos.