33 pacientes y familiares participaron en la curso para aprender a manejar esta dolencia.
“Desde junio no sabíamos lo que era ir a comer fuera un domingo.
Teníamos miedo de no acertar con la comida de mi hija. Vivíamos el día a día encorsetados.
El curso de formación en diabetes mejoró nuestra calidad de vida. Aprendimos que no tiene que condicionar tu vida, sino que es la diabetes la que se tiene que adaptar a tu vida y no poner limitaciones”.
Esto afirmaba ayer Teresa Montes, madre de una niña de 10 años a la que diagnosticaron una diabetes de tipo 1 en junio de este año.
Participó, con otros 32 alumnos, en el curso “Paciente competente en diabetes”, que impartió en el centro de salud de Navia la enfermera especialista en Educación Diabetológica, Victoria Hierro.
Fueron 16 horas de formación repartidas en cuatro días en los que pacientes, familiares y profesionales sanitarios interesados aprendieron cuestiones prácticas sobre cuidados, pautas sobre la dieta y hábitos de vida saludable para lograr que los pacientes autogestionen su propia enfermedad en el día a día.
Esta “escuela” funciona desde 2011, dependen del Sergas y se inspiró en el programa “Tomando control de su salud” de la Universidad de Stanford (EEUU) que nació con el objetivo potenciar el rol del paciente como principal responsable del autocuidado de su salud.
“En España la atención sanitaria es distinta a la de Estados Unidos, donde hay un predominio del sector privado, pero los pacientes deben ser protagonistas activos y no limitarse a escuchar indicaciones cuando tienen una enfermedad crónica como diabetes, hipertensión, obesidad, proque ellos toman el 80%de las decisiones y es la forma de evitar complicaciones o de tener que ir a Urgencias”, explica la enfermera Victoria Hierro.
“En el curso enseñamos el estilo de vida. Deben ir de la mano fármacos, alimentación y actividad física, no son compartimentos estancos”.
Entre los asistentes estaba también Juan José Otero, vicepresidente de la Asociación de Enfermos de Artritis y que también padece diabetes de tipo 1. Considera que estas escuelas de formación deberían extenderse a otras dolencias porque son muy útiles.
Por su parte, Teresa Montes explicó que su hija debutó como diabética hace seis meses y que fue una sorpresa porque no tenían antecedentes familiares.
“Para mí es todo muy desconocido, vengo del mundo jurídico y sabía poco de sanidad. Salimos del Cunqueiro con unas nociones muy básicas y estábamos muy encosertados, todo eran miedos y dudas.
En el hospital hay un horario de comida y en función de eso va la insulina, salimos conla idea de que tenía que comer unos hidratos de carbono en cada comida y luego pinchar la insulina.
¿Pero y si la niña no tiene hambre?
Aquí es al revés, en función de mi vida o de lo que voy a comer pongo la cantidad de insulina que necesita, nos enseñaron a calcular la ratio. Además me explicaron bien la regla del 15 cuando tiene hipoglucemia, no sabía que había agujas del 4 (más finas que las del 5 del hospital) y aprendimos que cuando va a hípica no hay que pinchar tanta insulina porque el deporte da un subidón. Nos enseñaron a autocontrolarnos”, relata.