Del 26 al 29 de octubre, el Palacio de Congresos de Valencia fue sede de la 42nd Annual Conference of the International Society for Pediatric and Adolescent Diabetes (ISPAD), el principal evento de la especialidad a nivel internacional. ISPAD, que agrupa a pediatras y educadores que controlan la diabetes mellitus infantil y del adolescente, celebra así por primera vez en España su congreso anual más importante, atrayendo a Valencia a más de 1.500 profesionales de 60 países, tras haber pasado por ciudades como Brisbane o Toronto. El congreso estuvo presidido por el Dr. Luis Castaño, pediatra del Instituto Biocruces, profesor de la UPV/EHU, e investigador en diabetes del CIBERDEM y CIBERER. Tuvimos la oportunidad de hablar con él.
Más de 50 conferencias. Se confirma la tendencia de hacer congresos con sesiones cada vez más numerosas y especializadas, adaptándose así a necesidades muy específicas de cada profesional. El programa incluyó especialmente cinco sesiones plenarias y 11 simposiums, pero también muchas otras sesiones más pequeñas. Finalmente, se presentaron más de 400 comunicaciones de grupos de investigación.
Además de las sesiones plenarias y de los simposios, se implementaron nuevos formatos como “encuentros con el experto”, un formato en grupos más pequeños (30 personas) que permiten mucha más interacción, y que funcionaron muy bien.
Organización. La Junta Directiva de ISPAD delega en el Dr Castaño la parte científica y organizativa. Él cuenta con la ayuda de dos comités científicos, uno internacional y otro español. Con ellos, el doctor propuso el programa formativo y obtuvo luz verde. A en cuanto a organización, contó con la ayuda del OPC alemán de la sociedad, Kit, sin OPC local y “con mucho apoyo del palacio de congresos y el convention bureau, que funcionaron muy bien” nos cuenta el doctor.
España funciona, y atrae. Después de América y Asia, el congreso se celebró en Europa. La última edición europea había sido en Gotemburgo, y sin sorpresa el sur y el mediterráneo resultaron muy atractivos. Además, según el Dr Castaño, “Valencia es una buena ciudad” para este tipo de congreso, con un palacio que él ve como muy adecuado para este tamaño de congreso. “España es un país que para congresos es muy atractivo y tiene muy buena imagen” pudo constatar el doctor cuando presentó la candidatura española en Brisbane.
Otra ventaja, para esta especialidad: la gastronomía mediterránea es positiva para luchar contra la diabetes. Así que se jugó la carta de la dieta mediterránea en el congreso, con frutas frescas en los descansos y comida sana con fruta y verdura fresca en las bolsas que se sirvieron para las comidas. Era casi imposible, poco ágil, montar una comida sentada para 1.500… pero como os recuerda el doctor Castaño, a pesar de tener comida en bolsas, se trabajó mucho la gastronomía con el catering: porque son casi 12 horas por día y la gente tiene que comer; porque para ser coherente con su mensaje médico hacía falta comida sana; y porque la gente espera buena comida en España.
Así que España resultó atractiva y esta característica y de un programa científico muy cuidado: hubo récord en el número de asistentes.
Un congreso con un doble hilo conductor. Se destacaron durante los tres días de congreso dos temas clave:
La educación, fundamental porque en diabetes infantil, el paciente y la familia tienen que estar bien educados porque llevan ellos el control. Así que al congreso asistieron médicos pero también educadores, psicólogos, nutricionistas, enfermeras… aunque la gran mayoría sean médicos, especialmente pediatras.
Las nuevas tecnologías, tanto nuevos dispositivos (bombas y difusores, sensores de glucosa) y como soluciones electrónicas que ayudan en el tratamiento del diabetes.
Un hito para la pediatría española. Según comenta el doctor, el evento fue para toda la especialidad un gran éxito, fortaleciendo la imagen internacional de España, tanto a nivel científico como organizativo. Lógicamente, acoger un congreso de este tipo supone una representación importante de los médicos españoles en el contenido formativo, y una proporción significativa (10%) de los ponentes fueron españoles, lo cual supone una visibilidad y un reconocimiento importantes. Otro beneficio es la mayor asistencia española, que subió de 5-6 médicos en la última edición en Australia, a 140 médicos españoles en esta edición, con las oportunidades de formación que ello supone.
La importancia de los pasillos y coffee breaks. Según nos comenta el doctor, son muy importantes los conocimientos que se presentan pero también lo son las relaciones que se establecen fuera de la sala, donde se plantean proyectos comunes y se intercambia información y conocimientos de manera más informal. Un congreso permite que profesionales de distintos sitios estén hablando durante tres días, lo cual permite poner en marcha programas internacionales de colaboración.
Congreso sin papel. Esta edición fue la primera sin papel y con una app, en línea con la política sostenible del palacio: no hubo programa impreso ni bolsa. El cambio funcionó muy bien. “Nos da una flexibilidad de cambios de última hora” comenta el Dr Castaño. Este cambio se hizo con un soporte importante in situ, con expertos en la app aclarando y facilitando su funcionamiento. La app se utilizó para transmitir información, programa, pero también para conectar con otros asistentes, realizar votación en directo, hacer preguntas. Las preguntas se hacían con la app, los moderadores tenían pantalla y gestionaban las preguntas. Una solución de preguntas por escrito que anima a quien no quieren hablar en público. No se utilizaron las redes sociales.
Los posters también fueron electrónicos, en una zona amplia. ¿Problemas de aceptación del poster electrónico como vimos en algunos otros casos? No, según el doctor Castaño, si está bien organizado, se aceptan bien.
La reunión contó con el apoyo de las principales sociedades médicas nacionales: Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica, Sociedad Española de Diabetes, el Centro en Investigación Biomédica en red de Diabetes (Ciberdem) y de Obesidad (CiberObn), así como diferentes asociaciones de personas con diabetes de ámbito local y estatal.
Al final un impacto positivo para la ciudad: más de 2,2 millones de euros.