Las personas que reciben información genética y fenotípica personalizada sobre su riesgo de desarrollar diabetes no aumentan significativamente su actividad física en comparación con quienes obtienen información genérica más amplia sobre la diabetes, según revela un ensayo controlado aleatorio de más de 500 adultos sanos publicado en 'PLOS Medicine' por Job Godino, de la Escuela de Medicina Clínica de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, y colegas.
La información sobre el riesgo de una persona de desarrollar diabetes tipo 2 se puede calcular tanto desde un punto de vista genético --detectando la presencia de ciertos genes de riesgo en su ADN-- y desde un punto de vista fenotípico, utilizando fórmulas que tienen en cuenta la edad y otros datos. Pero no está claro si informar a los pacientes sobre su riesgo los motiva a cambiar su comportamiento.
En el nuevo estudio, los autores reclutaron a 569 hombres y mujeres nacidos entre 1950 y 1975 que ya estaban matriculados en el estudio Fenland en Inglaterra y que no tenían diagnóstico previo de diabetes u otras enfermedades crónicas. Estos expertos recogieron muestras de sangre de los participantes para buscar variantes genéticas y luego asignaron aleatoriamente a cada persona a un grupo de control que recibió sólo consejos estándar sobre el estilo de vida para prevenir la diabetes o grupos que también recibieron su estimación de riesgo genético o riesgo fenotípico de desarrollar diabetes.
Ocho semanas más tarde, se equipó a los participantes con un dispositivo para controlar su actividad física durante seis días. En comparación con el grupo de control, recibir una estimación de riesgo genético o fenotípico no se asoció con la práctica de más actividad física por parte del afectado. Los investigadores tampoco encontraron diferencias en el comportamiento de los propios participantes, su dieta o sus cambios de peso.
Sin embargo, los pacientes a los que se les informó sobre su riesgo individual de desarrollar diabetes tenían una mejor percepción del riesgo al final del estudio. Los autores de este trabajo entienden que se necesitan más investigaciones para arrojar luz sobre si estos resultados son válidos también en el caso de la información de riesgo personalizada de otras enfermedades y si la percepción de una persona sobre su riesgo antes del estudio tuvo algún impacto en el resultado.
"Los hallazgos del estudio actual proporcionan más evidencia de la necesidad de un cambio en el enfoque para promover hábitos saludables en los comportamientos diarios, ambientalmente modelados, como la actividad física y la dieta, lejos de las intervenciones basadas únicamente en la proporción de información y el asesoramiento a los individuos, hacia intervenciones que apuntan a determinantes colectivos más amplios de la enfermedad", dicen los autores.