El sobrepeso y el sedentarismo son los mejores amigos de la diabetes tipo 2, una enfermedad metabólica que, a pesar de ser prevenible, ya afecta afecta a más de 400 millones de adultos en todo el mundo, y provoca unos 5 millones de muertes anuales.
El estilo de vida es tan determinante para evitar la aparición de esta patología como en su tratamiento. «Sea como prevención, en su inicio o en fases avanzadas, la dieta y el ejercicio son fundamentales», advierte la doctora Rebeca Reyes, miembro del servicio de Endocrinología y Nutrición del Complejo Hospitalario Torrecárdenas y coordinadora del Grupo de Diabetes de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (Seen).
Aunque popularmente se relaciona esta enfermedad con una alimentación alta en azúcares, la realidad es que no hay una relación directa entre dulce y diabetes. «No es necesario un consumo excesivo para que se produzca, pero una dieta alta en azúcares no va a ser saludable y, por otra parte, es difícil que una persona que consume mucho azúcar no tenga un problema de peso», señala la doctora Reyes. Y son precisamente el sobrepeso y el sedentarismo los factores de riesgo clave en su aparición.
Para mantener la diabetes alejada, la fórmula es sencilla, pero exige trabajo: dieta mediterránea y ejercicio físico. «El aceite de oliva debe ser la principal fuente de grasa, las legumbres, tres veces por semana; y las frutas y verduras, varias veces al día. Ningún alimento prohibido, pero todo con moderación, especialmente los que tienen alto contenido en azúcares y grasas de origen animal. E intentar evitar los que llevan grasas trans», aconseja la experta.
Dentro del patrón de alimentación, hay estudios que han señalado a los lácteos enteros como protectores frente a esta enfermedad. Pero la doctora Reyes matiza: «Es difícil establecer una relación directa porque un alimento está siempre dentro de una dieta y estilo de vida global. Está claro que más que el aporte de grasa lo que importa es el tipo de grasa. Y también puede ser que las personas que toman edulcorantes o desnatados tengan ya problemas previos de peso».
En cuanto al ejercicio, se recomienda un mínimo de 150 minutos por semana de una actividad que nos haga, como mínimo, «sudar un poco», aconseja. Una investigación reciente apuntaba a la bicicleta como una opción eficaz frente a la diabetes.
Una pérdida de peso sin causa aparente, sensación de sed y más ganas de orinar son algunos de las señales de alarma, pero en la mayoría de los casos cursa de forma asintomática, por lo que es recomendable someterse a chequeos periódicos a partir de los 40 años.