El hospital de Son Espases y la internacional farmacéutica Lilly, especializada en tratamientos diabéticos, han acondicionado la sala de espera de las consultas pediátricas –por la que pasan cada año unos 40.000 niños, algunos de ellos con diabetes– para hacerla más acogedora, fomentar hábitos saludables y ayudar a familias y niños a entender esta enfermedad. Además, este espacio lúdico relajará a los niños antes de entrar en la consulta
La zona de consultas pediátricas de Son Espases ha ganado en color, alegría, calidez y humanidad con la creación de un espacio lúdico para que los más pequeños se entretengan antes de entrar en la consulta.
Para que lleguen más relajados ante el doctor y sabiendo que, si alguna vez tienen la desgracia de contraer la diabetes, ese no será un impedimento para que puedan seguir llevando una vida normal, como el resto de sus compañeros de escuela.
La nueva zona de esparcimiento, denominada Play Zone, ha sido posible gracias a un convenio de colaboración suscrito entre el hospital de Son Espases y la multinacional farmacéutica Lilly. Dispone de mesas, sillas, juegos y cuentos para que los pequeños se entretengan. Y entre los cuentos se encuentran los de la Monita Coca, el primer personaje de la factoría Disney con diabetes. Unos cuentos que empezarán a introducir en estos cerebros menudos la idea de que, con una planificación y conocimento de esta enfermedad crónica, se puede llevar una vida normal.
La doctora Maria Caimari, endocrinóloga infantil, calcula que habrá entre 180 y 200 diabéticos infantiles en las islas. Contrariamente a lo que se piensa, estos pacientes requieren de atención hospitalaria, aunque en muchas ocasiones su enfermedad es detectada inicialmente en Atención Primaria e incluso en las escuelas.
Merced al convenio suscrito entre las conselleries de Educación y Salud, hay profesores formados para lanzar la voz de alarma si perciben que un niño a su cargo orina en demasía, bebe a todas horas, come mucho sin engordar o se queja habitualmente de dolor de barriga, explica la especialista.
"En estos casos los niños vienen al hospital y quedan ingresados varios días, alrededor de una semana, depende del estado en el que lleguen, donde quedan al cuidado del equipo diabetológico que se encarga de educarles tanto a ellos como a sus padres en un correcto manejo de su enfermedad antes de darles el alta", revela la endocrinóloga.
La doctora Caimari calcula que cada año habrá entre 20 y 30 nuevos diagnósticos de esta enfermedad entre la población infantil balear y que esta misma cantidad de pacientes pediátricos llevarán en estos momentos una bomba difusora de insulina que evita los molestos pichazos a esas edades.
En el debut de la enfermedad de un niño, lo primero que hay que manejar es el estado de shock y el estrés de los padres, que en la mayoría de las ocasiones lo desconocen todo sobre esta enfermedad metabólica que ya acompañará a sus hijos el resto de su vida.
De ahí que la doctora se congratule de la creación de este espacio lúdico que servirá para normalizar la diabetes desde el conocimiento.