Carlos Sobera es uno de los presentadores más conocidos de la pequeña pantalla, aunque pocos saben que vive condicionado por la diabetes tipo 2.
El actor vizcaíno fue diagnosticada en el primer trimestre del año 2011. Desde entonces, se ha visto obligado a cuidarse al máximo porque “a la diabetes hay que plantarle batalla cada día”.
Puede que mucha gente no lo sepa, pero usted es diabético tipo 2. ¿Qué significa para usted esta enfermedad? ¿Cuándo se la diagnosticaron y cómo le ha cambiado la vida?
Me la diagnosticaron en el último trimestre de 2011, en un análisis rutinario. Y hombre, claro que te cambia la vida porque, de repente, te impone la obligación de por vida de cuidarte de forma no extrema pero sí importante.
Aparte de tomar medicación y tener que someterme periódicamente a análisis para comprobar cómo van las cosas, tienes que cambiar tu régimen de vida en dos aspectos fundamentales.
Uno es el dietético y el otro el vital, en el sentido de que tienes que procurar hacer ejercicio y deporte y perder unos cuantos kilos de peso. Todo eso te altera. Y luego, en el día a día, aunque hagas una vida normal, tienes que ir procurando no comer todo lo que te apetezca, sino más bien todo lo contrario, y estar físicamente en forma.
Usted ha hablado de los factores que le llevaron a la diabetes tipo 2. ¿Estrés, mala alimentación…?
A mí la diabetes me la diagnostican, y probablemente brota en mí como enfermedad, en un momento del año 2011 muy complicado porque estaba trabajando en tres frentes a la vez. Es el momento en que estoy haciendo el prime-time diario de “Atrapa un millón” en Antena 3, lo cual me implicaba dos o tres días de grabación a la semana en Barcelona. Estaba al mismo tiempo haciendo el programa “Consumidores” en ETB en Bilbao y, además, estaba yendo de gira por todo el país con la función “La guerra de los Rose”. Fue una época de mucho estrés, estrés del peor. No de exceso de trabajo sino de prisa por llegar aquí y allá. El hecho de conjugar los tres trabajos a la vez me provocó un estrés físico y emocional muy fuerte y yo era ya un hombre de 50 años, una edad proclive a la aparición de la enfermedad. Además, yo tenía una muy mala alimentación porque comía donde podía, como podía y además, no me privaba de nada… Y si me tenía que comer una palmera de chocolate, me la comía.
¿Qué le diría a la gente que pueda verse en la misma situación que usted? Le ha condicionado la enfermedad en el día a día?
A mí sí. Hay momentos en que sigo sufriendo de estrés porque el trabajo que yo tengo, lamentablemente, es un poco así, pero yo procuro controlarlo al máximo. A la gente que tenga una vida así, de estrés y mala alimentación, comiendo en hoteles y bares el 90 por ciento de las veces, le diría que aunque coma fuera de casa y parezca que no, es posible elegir unos restaurantes en lugar de otros y procurar que la comida sea lo más sana posible.
También le he escuchado decir que la enfermedad fue una oportunidad para cuidarse. ¿Es así?
Sí, incluso para introducir la disciplina en mi vida. A veces los artistas somos un poco caóticos. Supuso disciplina para cuidarme, sin duda, porque no tengo más remedio. La medicación a una determinada hora, ejercicio físico todo los días que te sea posible, control de la alimentación… Todo eso introduce en ti una disciplina que muchas veces los artistas no tenemos. Somos muy caóticos, es nuestra forma de proceder. Yo sí he agradecido esa disciplina.
¿Cómo es hoy en día su alimentación? ¿Come sano?
Sí, como sano. Hay cosas que he erradicado completamente como los azúcares. Con las comidas que tienen mucho almidón, como la pasta o el arroz, he hecho pruebas para ver qué me sienta mejor y qué peor. Y he comprobado que metabolizo mucho mejor la pasta que el arroz. El arroz, si lo como, es una vez al mes, y la pasta la como una vez a la semana, con moderación y sólo con ajo y guindilla. Ni tomates ni salsas ni nada de nada.
¿Qué no falta nunca en su plato? ¿Y de qué puede prescindir sin problemas?
La fruta la como con moderación porque la fructosa, aunque no hace tanto daño, también hay que moderarla. Me gusta mucho el fruto rojo, que además es antioxidante, y recurro mucho a los frutos secos como nueces o avellanas porque ayudan a regular el colesterol y también la diabetes. No falta nunca la verdura, las legumbres la como con moderación pero me encantan, y el pan lo he tenido que reducir a la mínima expresión, pero soy muy panero, me encanta y alguna licencia te tienes que permitir para no estar tan encorsetado.
¿Consume algún tipo de complemento alimenticio?
Depende. Hay momentos muy puntuales en los que, si estoy sometido a un ritmo de trabajo muy intenso, me tomo algún complejo vitamínico. Aportan las vitaminas suficientes para que el cuerpo esté bien cuando no puedes introducir estas vitaminas a través de la alimentación. Pero suelen ser momentos muy concretos, en un rodaje o en una semana muy intensa de teatro, con diez funciones en siete días. Ahí sí me tomo un complejo vitamínico.
Hace deporte de forma regular. ¿Qué hace?
Procuro andar todos los días de la semana. Es lo que más me gusta y lo que menos me aburre. No he sido deportista más que para jugar a futbito. Siempre he sido un hombre de deportes colectivos, en los individuales me aburro. Salgo a pasear a los perros o ahora mismo que estoy en San Sebastián, todos los días voy del teatro hasta el hotel. Unos 50 minutos de ejercicio entre ir y volver. Además, a buena velocidad.
Cuál es su motivación principal para hacer deporte?
Salud, salud y salud. Quemar azúcar y permitir que el cuerpo esté sano. La diabetes es una batalla para toda la vida. Puedes llegar a los 90 años y llegar perfectamente aunque tengas diabetes. Lo que tienes que hacer es procurar mantenerla a raya de forma que no vaya perjudicando tus órganos internos. Todo el mundo que sufra diabetes lo que tienen que tener en cuenta es que todos los días hay que luchar contra ella. Si no se lucha y no se le presenta batalla, suele haber muchas complicaciones.
Cómo está siendo la acogida del público a la función en la que participas ‘El Ministro’. ¿Qué va a ver quien se acerca al teatro este verano?
Es una comedia trepidante e hilarante. Es un placer hacerla porque el público empieza riéndose moderadamente, pero de repente empieza a desternillarse. Y cuando le llevamos al paroxismo, el público reacciona a carcajada a cada cosa que pasa porque es una comedia muy graciosa, muy bien escrita. Es trepidante, de un ritmo vertiginoso que a la gente no le deja descansar, gag tras gag, situación tras situación… Y cuando ves al público reaccionando de esa manera, te sientes como Dios, es algo maravilloso.
¿Cuáles son sus próximos retos profesionales?
Ahora mismo estoy pendiente de la emisión del programa “Eso lo hago yo” en Antena 3 o en La Sexta, del grupo Atresmedia, y de “Cosmos”, que se va a emitir en Mega y es una serie maravillosa en la que yo hago la presentación de cada capítulo al estilo de lo que hizo Morgan Freeman en Estados Unidos. También estoy esperando al estreno de dos películas en las que he participado: “Bendita calamidad” y “Relaxing cup of café con leche”.
¿Cuál es su receta para ser feliz?
Tener mucho amor y, en mi caso, lo tengo, con mi mujer y mis hijas. Tener muchos amigos y que te guste lo que haces, que te guste tu trabajo. En mi caso, la profesión a la que yo me dedico es casi más un modo de vida que un modo de supervivencia. Adoro lo que hago y eso me da muchos buenos momentos también.