El investigador del IRB explica las claves del mecanismo que protagoniza el Nobel de Medicina de este año.
Antonio Zorzano investiga sobre diabetes y obesidad en el Institut de Recerca Biomèdica de Barcelona (IRB) (Gianluca Battista / IRB)
El Premio Nobel de Medicina de este año ha sido concedido a Yoshinori Ohsumi, el biólogo japonés que descubrió cómo funciona la autofagia, el proceso que utilizan las células para limpiar y reciclar sus propios componentes.
Esta maquinaria de limpieza celular se encuentra entre las múltiples áreas de investigación del grupo que dirige Antonio Zorzano, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Barcelona (UB) y miembro del Institut de Recerca Biomèdica de Barcelona (IRB).
Zorzano, con quien Big Vang ha podido conversar por teléfono, lleva más de veinte años investigando las bases de la obesidad y la diabetes de tipo 2.
¿Qué es la autofagia?
Es un proceso que tienen todas las células, desde las de levadura hasta las humanas, que renueva toda la maquinaria celular. Es un sistema de reciclaje perfecto: todo lo que está dañado o no funciona al cien por cien se degrada, es decir, se regenera en moléculas básicas con las que se pueden volver a sintetizar nuevos componentes.
¿Cómo funciona?
Es un sistema que reconoce los orgánulos de la célula que no funcionan. Las partes defectuosas se recubren por una doble membrana que forma una vesícula llamada autofagosoma. A continuación esta vesícula se fusiona con un lisosoma, un orgánulo que contiene un arsenal de enzimas que son capaces de degradar las moléculas orgánicas en componentes más básicos, como aminoácidos o monosacáridos.
¿Por qué es importante este proceso?
Es absolutamente esencial para que una célula funcione bien. Por ejemplo, es necesario para que las células musculares puedan contraerse o para que las del páncreas segreguen insulina. Las células necesitan que la autofagia degrade las partes deficientes y que se regeneren las pérdidas.
¿Qué pasa cuando no funciona la autofagia?
Si eso pasa, muchas veces la célula simplemente muere. En el mundo pluricelular, en las personas y en los animales, cuando la autofagia se altera pueden producirse enfermedades. La enorme importancia de la autofagia hoy en día se debe a que se asocia a las grandes patologías que nos afectan como especie: la diabetes de tipo 2, la obesidad, el cáncer o las enfermedades neurodegenerativas como el Párkinson.
¿Qué se espera de la investigación sobre la autofagia?
Esperamos encontrar tratamientos contra estas enfermedades. De hecho, las principales empresas farmacéuticas han iniciado proyectos para buscar compuestos que puedan modular la actividad de la autofagia.
¿Cuál es la historia de su descubrimiento?
Los primeros estudios son de los años sesenta o incluso anteriores. Pero hasta los años noventa el conocimiento sobre el tema era muy poco preciso. La investigación de Ohsumi permitió identificar los componentes del mecanismo en una célula muy sencilla como es la de la levadura. Y resultó que estos genes descubiertos en la levadura también los tenemos los humanos. ¡Qué suerte! Lo que hizo Ohsumi fue cartografiar los genes de la autofagia tanto en lavaduras como en humanos.
¿Qué le llevó a usted a investigar la autofagia?
En mi caso los resultados me llevaron a ello. En nuestro grupo investigamos por qué aparecen la obesidad y la diabetes de tipo 2, por qué algunas personas son más susceptibles que otras. Hace unos años clonamos un gen humano que está desregulado en los músculos de pacientes diabéticos, y que resultó ser un gen de autofagia. Desde hace diez años estamos investigando cómo este gen participa en el metabolismo de las células.