Los casos de diabetes en todo el mundo se han cuadruplicado desde 1990. No en vano toda la atención del Día Mundial de la Salud 2016 estuvo centrada en la prevención y el tratamiento de esta enfermedad crónica convertida en un flagelo para la humanidad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 442 millones de adultos tienen diabetes, es decir, una de cada 11 personas, cifra que probablemente se duplicará en los próximos 20 años.
Lo peor: la diabetes puede provocar complicaciones de salud e incrementar el riesgo de muerte prematura por su inescrupulosa asociación con la obesidad.
Las cifras son crueles, sólo en 2012 un millón y medio de personas murieron en el mundo como consecuencia directa de la diabetes, principalmente en países de ingresos bajos y medios.
Por su incidencia, la mayoría de los esfuerzos científicos y médicos están centrados en la prevención y el tratamiento de la diabetes mellitus o tipo 2, que representa el 90% de los casos mundiales, incorporando en sus filas a más niños cada año.
"Como papás tenemos que estar muy atentos al exceso de sed, abundante orina, decaimiento de nuestros hijos. La diabetes no descansa, trabaja todos los días, por eso nosotros tenemos que informamos los 365 días del año. No se trata de que la diabetes nos domine la vida; nosotros tenemos que dominar a la diabetes para tener una vida mejor. La diabetes no tiene límite de edad, puede aparecer en cualquier momento, inclusive en los primeros meses de vida", dijo Maritza Ortega, mamá de Angela una joven que tiene diabetes desde niña, por lo que creó el grupo Pandis (padres, adolescentes y niños diabéticos de Salta).
En nuestro país, uno de cada 10 adultos vive con diabetes. Es decir que casi tres millones de mayores de 18 años tienen diabetes tipo 2, asociada principalmente con el sedentarismo, la mala alimentación y el tabaquismo. Salta no escapa a estas cifras ni a la realidad de un estilo de vida poco saludable en general. Hace cinco años Villa San José se convirtió en el punto de encuentro de unos 70 salteños que padecen diabetes y que concurren diariamente al comedor comunitario "Dr. Benjamín Moreyra" que funciona en el Centro Vecinal de la barriada para comer lo adecuado y prevenir complicaciones.
"Los vecinos de los barrios nos tenemos que movilizar cada vez más para hacerle frente a la diabetes, siempre hay varios en los barrios que tienen el problema. Uno no se percata que tiene un monstruo en la sangre pero cuando te lastimás el pie y de milagro te salvan de amputarlo, entrás en conciencia. Todo el secreto entra por la boca, lo que comés define la forma en que vas a vivir", contó Fermín, de 67 años, quién padece diabetes tipo 2 desde hace 20 años.
La diabetes tipo 2 es una enfermedad que dura toda la vida (crónica) que se define por un alto nivel de azúcar (glucosa) en la sangre. La insulina es una hormona producida en el páncreas por células especiales, llamadas beta. Es necesaria para mover el azúcar en la sangre (glucosa) hasta las células. Dentro de las células, ésta se almacena y se utiliza posteriormente como fuente de energía. Cuando alguien tiene diabetes tipo 2, hay resistencia a la insulina y el azúcar de la sangre no entra en estas células como fuente de energía. Cuando el azúcar no puede entrar en las células, se acumula un nivel alto de éste en la sangre, lo cual se denomina hiperglucemia.
"Tengo diabetes 2, me la detectaron en agosto del 2009, mi abuela fue diabética y mi madre también, somos 4 hermanos, la mayor no tiene los niveles de azúcar elevados, es más come lo que quiere y no sube de 80, el siguiente comenzó con pastillas y después insulina y murió el año pasado con problemas coronarios; mi otro hermano no tiene tampoco los niveles altos y yo que soy la última de la saga heredé la enfermedad familiar. Cuando escuché el diagnóstico le vi la cara a la muerte, lloré como nunca", contó en un grupo de diabéticos que concurren al hospital Oña tivia de Salta, Daniela de 41 años.
La doctora Silvia Saavedra, jefa del Area de Diabetes del Hospital San Bernardo y presidenta de la Sociedad Argentina de Diabetes Capítulo Noa, aseguró que es muy difícil cuando se da a un paciente el diagnóstico de diabetes. "Muchos lloran porque nadie ignora el daño que hace la diabetes, cómo deteriora al ser humano, entonces se sufre. Pero como la diabetes no duele, el shock del diagnóstico se supera rápido y eso no es bueno, se está en una fiesta o en el trabajo con 500 de glucosa y no se siente nada. El problema es grave.