Investigadores de la Universidad de Washington en Seattle, Estados Unidos, han observado que las personas que quieren adoptar hábitos de vida más saludables como tener más actividad física, comer mejor o perder peso, lo logran mucho más rápido cuando utilizan dispositivos móviles o programas a través de Internet.
Así se desprende de una revisión de estudios realizados cuyos resultados publica la revista 'Journal of the American Heart Association', si bien la mayoría de los trabajos analizados duraron menos de seis meses por lo que es difícil saber si estos cambios de hábitos se mantuvieron a largo plazo.
"En ambos casos, los programas basados en Internet o en dispositivos móviles pueden ayudar a ser más activos físicamente, comer mejor y lograr una pérdida de peso moderada durante 3 a 12 meses", ha reconocido Afshin Ashkan, uno de los autores del estudio.
Los investigadores revisaron en total 224 estudios con adultos sanos realizados entre los años 1990 y 2013, en los que se evaluó la eficacia de usar Internet, teléfonos móviles, sensores individuales o herramientas informáticas para lograr cambios de conducta y mejorar la dieta, la actividad física, perder peso y frenar o reducir el consumo de tabaco o alcohol.
Entre los hallazgos, vieron como los participantes que usaron aplicaciones a través de Internet mejoraron más rápido su alimentación, se volvieron más activos y redujeron su peso y su consumo de tabaco y alcohol.
Asimismo, quienes utilizaron dispositivos móviles mediante aplicaciones en teléfonos o tabletas o el envío de mensajes de texto o de voz también aumentaron su actividad física y perdieron más peso.
Los programas que tienen componentes como la fijación de unos objetivos, automonitorización y utilizan varios canales de comunicación con mensajes adaptados suelen ser más eficaces. Y también encontraron como estas iniciativas son más efectivas si incluyen algún tipo de relación con profesionales sanitarios.
Así, explican los autores, los médicos de Atención Primaria son claves para ayudar a sus pacientes a mejorar sus hábitos de vida y reducir su riesgo de enfermedades prevenibles como las patologías cardiovasculares o la diabetes.
Del mismo modo, detalla Ashkan, "se debe evaluar la eficacia de las nuevas tecnologías en grupos de población específicos como los mayores o en países menos desarrollados".