Mi vida cambió en cuestión de días, dice con la voz quebrada una madre británica al recordar lo que le ocurrió a su hijo a principios de 2015. Peter murió por las complicaciones irreversibles de una subida de glucosa en la sangre. Pero su familia no sabía que tenía diabetes de tipo 1.
Peter Baldwin tenía 13 años recién cumplidos cuando se puso muy enfermo rápidamente. Su familia se quedó en estado de shock cuando en seis días perdió la vida por una diabetes de tipo 1 no diagnosticada.
"Me siento devastada y con el corazón roto", dijo su madre, Beth.
"Mi vida cambió en cuestión de días", dice con la voz quebrada esta británica al recordar lo que le ocurrió a su hijo a principios de 2015.
Peter tenía una infección torácica para la que el doctor le había dado antibióticos. "Pero él estaba muy enfermo", dijo Beth, que lo observaba en casa pensando que solo tenía una infección.
Cuando ya vio que a su hijo le costaba respirar llamó a una ambulancia. Y lo primero que hicieron al llegar, además de darle oxígeno, fue pincharle el dedo para hacerle una prueba de sangre.
A los 30 segundos le habían diagnosticado una diabetes de tipo 1, una condición que hace que el cuerpo no produzca la suficiente insulina.
Las 4 preguntas clave que pudieron salvarlo
Ahora, Beth está haciendo campaña para que todos los médicos de familia del país le hagan a las familias de niños enfermos cuatro preguntas básicas con las que pueden evaluar si los pequeños pueden tener una diabetes de tipo 1.
1. ¿Tiene sed? Una sed constante que no se sacia bebiendo
2. ¿Va mucho al baño? Con más frecuencia que antes, o empieza a mojar la cama o a llenar pañales más que antes
3. ¿Está cansado? Más cansado de lo habitual
4. ¿Ha perdido peso?
Si algunas de las respuestas a estas preguntas son positivas, entonces el doctor puede hacer un simple test que en cuestión de segundos puede confirmar si el niño tiene diabetes o no, y que consiste en analizar una pequeña muestra de sangre.
"Las señales estaban allí y eran obvias", dice la madre.
"Peter había empezado a ir al baño más, bebía más y no había comido durante días porque no estaba bien así que había perdido peso y estaba cansado, en la cama".
"Si pones todos estos indicios juntos tienes un caso típico de diabetes de tipo 1".
Sabiendo esto, Beth dice que los padres también pueden estar atentos a estas señales.
Si nosotros lo hubiéramos sabido habríamos ido a urgencias al hospital y se habría manejada su condición de otra manera.
"Habríamos tenido tiempo de evitar que sus órganos fallaran", afirma Beth, "24 horas marcan una diferencia abismal".
Evoluciona muy rápido en los niños
La mayoría de los niños que desarrollan diabetes tienen la de tipo 1, que ocurre cuando el páncreas es incapaz de producir insulina. Eso hace que la glucosa no pueda ser retirada del flujo sanguíneo y transportada a las células, por eso los pacientes necesitan inyecciones regulares de insulina.
En los jóvenes los síntomas de diabetes de tipo 1 se desarrollan muy rápido, en cuestión de días o semanas, según el NHS, el sistema británico de salud pública.
En los adultos, sin embargo, los síntomas suelen tardar más tiempo en desarrollarse, a lo largo de varios meses.
Es muy importante diagnosticar la diabetes lo antes posible porque si no se trata la enfermedad se agrava progresivamente, y los niveles altos de glucosa en el cuerpo pueden dañar las arterias, los nervios y los órganos.
Según el NHS, hasta una subida leve de glucosa que no causa síntoma alguno puede tener efectos nocivos a largo plazo.
Normalmente la diabetes de tipo 1 es hereditaria pero se desconoce qué es exactamente lo que la desencadena. La probabilidad de que alguien que no tiene parientes cercanos con diabetes de tipo 1 la desarrolle es del 0,5%, según el NHS.
La diabetes no se cura. Los tratamientos se basan en el control regular de los niveles de glucosa en la sangre y en la prevención del desarrollo de enfermedades asociadas.