Julio tiene solo cuatro años y ya cuando era un bebé le diagnosticaron diabetes. A partir de este curso se quedará sin el Auxiliar Técnico Educativo (ATE) que le ayudaba en el colegio, con el que sí contaba el año pasado.
A cambio, le han concedido una enfermera que, en vez de permanecer con él durante el tiempo que está en la escuela, le acompaña durante una hora y media, asegura el padre del niño, Julio Rodríguez. Un tiempo que considera "insuficiente" y que pide que se amplíe a las siete horas que pasa en el centro.
A su corta edad ya tiene que llevar una pequeña bomba que le inyecta insulina cada 10 minutos. "Es como un móvil chiquitito de los que antiguamente llevábamos", recuerda Rodríguez. "Le va poniendo una gotita cada vez durante 24 horas".
Para intentar solucionar el problema en clase, se ha reunido con Salud y Educación, que le han ofrecido estas condiciones. Sin embargo, no está conforme. Por eso, ha iniciado una petición por la plataforma change.org, donde ha recogido más de 1.800 firmas.
Asimismo, reconoce que han asignado un ATE a la escuela, pero no es exclusivo para su pequeño, sino que es compartido. "Si otro niño tiene un problema, tiene que ir a ayudarle", lamenta Rodríguez.
Por otra parte, agradece que en su colegio se haya "volcado al cien por cien, tanto el profesorado como la dirección", ya que hicieron cursos para tratar con este tipo de casos. Aun así, recuerda que "la tutora tiene 23 niños" y cree que pueden surgirle problemas si ocurre alguna urgencia.
Entre las labores que tienen que cumplir los cuidadores del niño está la de controlar sus niveles de azúcar, y ya se han llevado algún susto. "A lo mejor le hemos encontrado con 34 de azúcar y estaba jugando, porque le puede más que nada". Procuran que esté entre 80 y 150 miligramos por decilitro de sangre. "También le hemos pillado mucho más alto, entre 400 o 500", señala el padre.
El niño fue diagnosticado con esta enfermedad a los nueve meses, y con un año y medio ya llevaba la bomba que le proporciona la insulina. "Es muy duro", dice el padre entre lágrimas.
En cuanto a la conselleria de Salud, la directora de enfermería de Atención Primaria, Maria Antònia Font, cuenta que en una reunión con Educación "consensuamos que este niño necesita una serie de horas de ATE y una enfermera, pero a tiempo parcial". La justificación que dan es que "se podía complementar con la vigilancia del profesorado".
La tarea de la enfermera, según la directora, se concentra en dos horas de mayor riesgo, media hora más de lo que dice el padre. Un tiempo que consideran suficiente, y no cree que no esté justificado que le vigile durante siete horas. Asegura que esto recae en el profesorado, que tiene la formación pero que, según Rodríguez, no se puede concentrar en un alumno cuando hay otros 20.
Además, destaca que "el padre aprobó el plan, pero sigue demandando más horas de ATE". El problema que identifica Font es que se han reducido las horas que pasa el auxiliar con él.
A partir del inicio del curso, Salud asegura que verá "cómo se comporta el niño en el centro educativo hasta finales de septiembre y después daremos los recursos" según sus necesidades, en referencia a la enfermera.