Un equipo de investigadores españoles desarrolló y probó en ratones un compuesto capaz de frenar la progresión de la enfermedad renal causada por la diabetes, principal causa de la entrada en diálisis de los pacientes diabéticos.
Los resultados se publican en la revista Journal of the American Society of Nephrology, en un artículo que firman investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz (IIS-FJD) y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).
El compuesto es una molécula desarrollada a partir de la proteína SOCS1, que protege la función renal en fases iniciales y avanzadas de la diabetes al reducir la expresión de los genes responsables de la inflamación de los riñones, según un comunicado.
El tratamiento, que ha demostrado ser seguro y bien tolerado, consigue penetrar en las células del riñón e inhibir en ellas los efectos perjudiciales de los altos niveles de azúcar causados por la falta de insulina propia de la diabetes.
Para Carmen Gómez-Guerrero, investigadora del Grupo de Nefrología del IIS-FJD, profesora en la UAM y autora del estudio, el nuevo compuesto ha demostrado ser capaz de reducir la excreción de albúmina en la orina y el daño renal o nefropatía, "por lo que se perfila como un tratamiento de futuro para preservar la función renal en los pacientes diabéticos y evitar su entrada en diálisis".
Jesús Egido de los Ríos, otro de los autores, declaró que "tras años investigando compuestos que pudieran frenar la progresión de la diabetes a largo plazo -nefropatía diabética-", han conseguido identificar "un tratamiento efectivo en ratones diabéticos que no sólo reduce la inflamación, sino que retarda el avance de la enfermedad".
"Nuestro objetivo ahora es iniciar su desarrollo preclínico para plantear las primeras fases de ensayos con pacientes", aseguró.
Actualmente no existen tratamientos efectivos para la nefropatía diabética, que causa alrededor del 40 % de las entradas en diálisis, por lo que este compuesto experimental "abre la puerta a un escenario prometedor para estos pacientes, que actualmente sufren una pérdida muy importante en su calidad de vida", según los autores.
Los tratamientos más habituales (centrados en controlar el peso, reducción de la grasa corporal o tensión arterial) son insuficientes en muchos pacientes para evitar los riesgos cardiovasculares y la progresión hacia la enfermedad renal, recalcaron los científicos.