La diabetes gestacional consiste en una alteración metabólica de los hidratos de carbono o alteración de la tolerancia a la glucosa que se diagnostica por primera vez durante la gestación. Por ello, al tratarse de una enfermedad que surge durante el embarazo, no sólo afecta a la madre, sino también al bebé.
Esta patología puede llegar a aparecer por la mala adaptación de los mecanismos reguladores de los carbohidratos en la madre. Esto se produce porque “las hormonas producidas durante el embarazo por la placenta bloquean la actividad de la insulina, que es la sustancia encargada de regularizar el consumo de glucosa”, apunta José María Fernández Moya, coordinador del servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Nisa Pardo de Aravaca, en Madrid.
Para poder evitar padecerla, tanto en las madres como en sus futuros hijos, hay que acudir al médico para iniciar un plan de tratamiento y poder controlar la diabetes durante el embarazo. Es muy importante seguir los consejos del profesional médico y acudir a las consultas de forma rutinaria.
Una dieta equilibrada es el elemento clave para conseguir que la diabetes desaparezca. El plan de alimentación debe ser personalizado para cada paciente y adaptarse a sus necesidades. En ningún caso es recomendable la bajada de peso al seguir este tipo de dieta, no se trata de adelgazar sino de basar la nutrición en alimentos saludables.
Lo mejor es consultar con un nutricionista o educador en diabetes para que la embarazada pueda aprender cuáles son alimentos que debe consumir para tener el nivel de glucosa bajo control. Este plan dietético no debe ser ni hipocalórico ni restrictivo en carbohidratos, se recomienda el consumo de frutas, pasta y arroz, pero sí se controlan los productos con azúcar refinado, las proteínas y las grasas.
El número de comidas y las calorías diarias tienen que estar bien distribuidas y fraccionadas para evitar hipoglucemias.
Otra de las pautas a seguir es realizar ejercicio físico diario pero moderado, siempre acorde con las indicaciones médicas. Un paseo diario o ejercicios de las extremidades superiores y actividades aeróbicas un par de veces por semana son válidos. Esto ayuda a mejorar en el aumento de la sensibilidad a la insulina y el consumo de glucosa.
Por último, como tratamiento adicional está la toma de medicamentos. Aunque esto no esté pautado en todos los casos. La insulina resulta ser el más eficaz para la diabetes, pero no es la misma actuación cuando se tiene durante la gestación. Por lo que siempre se debe cumplir con las instrucciones médicas.
Es importante mantener estas pautas saludables durante y después del embarazo.
Factores de riesgo
Existen algunos factores de riesgo que pueden ayudar a identificar y prever si una mujer puede ser diabética gestacional, lo que ayudará no sólo a evitarlo sino a saber cómo tratarlo:
- Antecedentes de familiares con primer grado de diabetes.
- Haber padecido diabetes o cualquier otro problema con la glucosa con anterioridad.
- Haber padecido preeclampsia, síndrome de ovario poliquístico (SOP) o hipertensión.
- Tener una edad entre los 25 y 30 años.
- Tener un índice de masa corporal (IMC) superior a 25-30, dependiendo del tiempo de gestación, es decir, padecer sobrepeso.
- Poseer antecedentes de recién nacido con macrosomía, esto es, el tamaño o desarrollo excesivo del cuerpo.
- Antecedentes de la madre de bajo o alto peso al nacer.
- Antecedentes de aborto espontáneo o mortalidad del feto al nacer.
También se pueden presentar algunas señales como mareos, visión borrosa, fatiga, infecciones frecuentes, sensación de sed o pérdida de peso, los cuales se descubren en el screening rutinario al que se someten las embarazadas, tal y como advierte Fernández. Aunque esta enfermedad no suele presentar síntomas concretos
Por ello es fundamental acudir a consulta médica ante cualquier duda para que le realicen una prueba para detectar el nivel de glucosa y, si el nivel de dicho azúcar en sangre es elevado, se procede a hacer una prueba de tolerancia a la glucosa.
Conocer los riesgos y causas de esta enfermedad no debe tenerse en cuenta como un factor de alarma, pero es necesario conocer, no solo los peligros que suponen para la madre, sino especialmente para el feto.
En el caso de que la madre no controle la diabetes gestacional, esto podría provocarle: complicaciones en el parto y necesidad de parto por cesárea y, después del embarazo, la mujer puede padecer preeclampsia o, tras no haber desaparecido la diabetes durante la gestación, esto daría lugar a la diabetes de tipo 2.
Sin embargo, la mayor amenaza recae sobre el niño que aún no ha nacido y se está gestando, causando un excesivo peso al nacer, provocando problemas al dar a luz; mayor probabilidad de tener sobrepeso u obesidad en un futuro, lo que, a su vez, puede ocasionar la diabetes de tipo 2; problema respiratorios y cambios en los niveles de azúcar en la sangre.
Además, “si la madre tiene diabetes gestacional, el riesgo en el niño de tener algún tipo de defecto refractivo, como miopía, hipermetropía o astigmatismo, sería de un 35”, afirma Amina El Rubaidi, oftalmóloga del Hospital Nisa Pardo.