Uno de los diagnósticos que levanta temores en la población es el de la diabetes. Esta enfermedad crónica, en la cual el cuerpo no puede regular los niveles de insulina en la sangre, se ha convertido en una pandemia y, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 415 millones de personas padecen esta patología en el mundo.
Alejandro Lynch, médico internista, especialista en diabetes y quien posee una clínica especializada de esta enfermedad en Guatemala, afirma que un diagnóstico de diabetes “no es el fin del mundo” y que, complementando acciones, se puede reducir el impacto de esta enfermedad.
“Cuando se diagnostica la diabetes muchos pacientes se asustan por si van a tener que inyectarse insulina. No todos los pacientes la van a necesitar, pero no hay nada que temer, es la insulina la que va a nivelar el azúcar en la sangre”, explica el galeno.
La diabetes se clasifica en dos tipos: la tipo 1 que puede ocurrir a cualquier edad. En esta, el páncreas deja de producir la insulina como siempre y el paciente necesitará inyecciones diarias de insulina. Por su parte, la diabetes tipo 2 es más común, el cuerpo es resistente a la insulina y no la utiliza en la forma que debería.
Alejandro Lynch explica que la diabetes es una enfermedad que debería ser fácil de controlar, pero el problema en muchos casos es la poca información que el paciente tiene de la misma enfermedad que padece.
“Todos los pacientes deberían poderse controlar. No puede faltar la información y la educación, el ejercicio y una dieta balanceada en la que el consumo de carbohidratos no sea tan alto. La cultura, la comida y la poca actividad física en los países latinoamericanos, es algo multifactorial que se junta para que todo vaya en contra de la salud. Hoy en día, hay que hacer un esfuerzo para realizar un poco de ejercicios rutinariamente. También son importantes los hábitos alimenticios. Muchas personas necesitan ayuda para hacer cambios desde el punto de vista de la nutrición”.
En cuanto a si la genética es determinante en desarrollar la enfermedad, el galeno explica que no necesariamente.
“Las enfermedades genéticas tienen diferente penetración en las personas, dependiendo de una serie de rasgos que se presentan y la diabetes es una enfermedad que lo ejemplifica bastante bien porque hay muchas cosas en el camino de la vida de una persona que pueden acelerar la enfermedad o retrasarla, por lo que podemos resumir que sí, la genética es importante, pero hay otros elementos alrededor que pueden frenarla o acelerarla”
En cuanto a los fármacos utilizados para tratar la diabetes, Lynch señala que en los últimos diez años se ha dado un salto importante, ya que entró la ingeniería genética en el mundo.
“Ya la insulina no depende solo del cerdo o la vaca y los medicamentos son muchos más. Ahora los encontramos para ingerir e inyectados que abordan casi todos los mecanismos posibles por los cuales los niveles de azúcar se pueden elevar. Lo más importantes son el uso que se le de a los fármacos y complementarlos con ejercicio y buena nutrición”.