Si bien son conocidas las complicaciones cardiovasculares, oftalmológicas y renales de la diabetes, subsiste aún un cierto desconocimiento social de las implicaciones óseas que tiene esta enfermedad metabólica que afecta ya en España a más de 5 millones de personas.
"Las personas con diabetes tienen entre 2 y 6 veces más riesgo de fracturas inducidas por la existencia de un problema de fragilidad ósea, un riesgo elevado que es independiente del tipo de diabetes que se sufra (tipo 1 o tipo 2)", ha argumentado el endocrinólogo y profesor titular de Medicina de la Universidad de Granada, Manuel Muñoz Torres.
Como factores causantes de este riesgo, destaca principalmente el propio efecto deletéreo que tiene la hiperglucemia sobre la calidad del hueso. Junto a ello, según ha informado el experto, el conjunto de complicaciones macro y microvasculares y comorbilidades que habitualmente lleva aparejadas la diabetes (obesidad, hipertensión, dislipemia o problemas renales) también influyen negativamente sobre la salud del hueso.
Ahora bien, el experto ha reconocido que, paradójicamente, las personas con diabetes (especialmente aquellas que tienen una diabetes tipo 2) tienen una densidad ósea mayor que la población no diabética, por lo que, a juicio de Muñoz, el problema no se deriva del déficit de hueso, sino de su mala calidad.
Incluso, algunos fármacos indicados para el tratamiento de la diabetes tienen unas repercusiones negativas sobre el hueso. "Entre ellos, se encuentran las glitazonas, fármacos extensamente utilizados en el manejo de la diabetes y que se ha comprobado que, como efecto adverso importante, provocan alteraciones óseas de interés en poblaciones especialmente vulnerables (ancianos o mujeres postmenopáusicas)", ha argumentado el experto.
No obstante, ha recordado que son fármacos seguros y de probada eficacia, pero que deben indicarse con alguna precaución especial en grupos de personas que puedan ser especialmente sensibles a sufrir fragilidad ósea.
En la misma línea, tal y como ha apostillado el jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital de Valdecilla (Santander), José Antonio Amado, hay otros fármacos antidiabéticos orales nuevos, de reciente incorporación a nuestro arsenal terapéutico, que aún, debido a su corta trayectoria, no pueden acreditar una seguridad ósea a largo plazo".
Un riesgo añadido que se advierte en este ámbito es el derivado de los episodios de hipoglucemias. "En personas con diabetes, y especialmente en las de edad avanzada, la aparición de un evento hipoglucémico puede acarrear en muchos casos caídas y, por lo tanto, fracturas. Ante este escenario, no debemos emplear alegremente la insulina, debiendo siempre vigilar este posible riesgo asociado", ha enfatizado Amado.
Ante estos riesgos, los expertos reunidos en esta mesa han subrayado la necesidad de atender especialmente a la fragilidad ósea en las personas con diabetes. "Estas personas precisan de unas medidas particulares para prevenir la aparición futura de fracturas óseas, siendo fundamental que su médico les advierta de este riesgo y les informe sobre medidas convencionales para evitar estas alteraciones. En cualquier caso, la primera medida de prevención de fractura ósea en estas personas debe ser, sin duda, asegurar que tengan bien controlada su diabetes, evitando para ello el empleo de aquellos hipoglucemiantes que puedan elevar el riesgo de fragilidad ósea", ha zanjado Muñoz.