La cifra de personas que sufren diabetes ha aumentado en los últimos años de manera significativa, sobre todo en los países en desarrollo. De esa forma, la patología afecta a un 8,5% de la población mundial adulta. Si se compara con los resultados obtenidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1980, donde el 4,7% de la ciudadanía padecía diabetes, se puede ver el crecimiento que ha sufrido la enfermedad.
Para conocer el grado de implantación que tiene la diabetes en Andalucía, la Consejería de Salud de la comunidad autónoma realizó un balance sobre la situación de la enfermedad en 2015. Con esta investigación se ha podido observar cómo en e passado año habían 625.000 diabéticos en Andalucía. “Los indicadores han mejorado, mostrando un descenso tanto de sus complicaciones como de su mortalidad durante este periodo. Además, los datos sitúan a Andalucía por debajo de la tasa nacional”·, destaca la Consejería.
Se trata de una enfermedad crónica que, tal y como señala la OMS, aparece cuando el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce. “El efecto de la diabetes no controlada es la hiperglucemia (aumento del azúcar en la sangre), que con el tiempo daña gravemente muchos órganos y sistemas, especialmente los nervios y los vasos sanguíneos”, añade la organización.
Existen dos tipos de diabetes. La diabetes de tipo 1 se caracteriza por una producción deficiente de insulina y requiere la administración diaria de esta hormona. Por el momento no se conoce sus causas y no se puede prevenir. Por otro lado se encuentra la diabetes de tipo 2, que representa al 90% de los casos mundiales y se debe a una utilización ineficaz de la insulina debido, en la mayoría de los casos, a un peso corporal excesivo y a la inactividad física.
Este segundo tipo tiene un tratamiento “sencillo”, según destaca la OMS: “Para prevenirla se debe mantener un peso corporal saludable, realizar al menos 30 minutos de actividad física, tener una dieta equilibrada y evitar el consumo de tabaco”.
De este modo, esta enfermedad que se muestra para la Organización Mundial de la Salud como la séptima causa de mortalidad en 2030 podría prevenirse con un diagnóstico precoz y un tratamiento simple basado en una vida sana y equilibrada.