En noviembre del 2013 en un examen rutinario me diagnosticaron diabetes. El tema me obsesionó y deprimió. El internet me hacía leer todo a toda hora. Emocionalmente toque fondo. En la familia no había antecedentes de ningún azucarado, pero la ruleta me tocó.
No era un hombre obeso. Con una altura de 1.80 mi peso promedio fue de 190 libras, si acaso unas 10 libras de más.
Aparte de la glucosa alta tenía colesterol, hígado graso, y presión elevada. Es lo que los médicos llaman síndrome metabólico.
El amigo endocrino y decano de Medicina, Enrique Mendoza me recetó lo indicado en el caso: metformina, sinvastatina y un medicamento para la presión.
Me impuse una dieta estricta donde elimine los carbohidratos (pan, pastas, arroz, harinas, azúcar y frutas).
La presión se me normalizó en un mes al punto que se me bajó y en un solo día me fui dos veces de nalgas al piso de la casa. Fue como apagar la luz: oscuridad y piernas de trapo. Suerte de Dios que todo fue en mi hogar. De haber sido en la calle me mata un auto.
En cuestión de 8 semanas bajé como 50 libras. Quede en peso lástima o Africa, como bromean los doctores.
Mi madre se preocupaba: pobre hijo mío, nada más es hueso y pellejo. La cara se me chupó y perdí mucha grasa que aparentaba ser masa muscular. Mi cintura de 36 quedó en 32; las camisas large hubo que regalarla al igual que los pantalones.
Aun así los nutricionistas alegan que tengo el índice de masa muscular de un treintaañero; yo le respondo: pero me siento hecho mierda.
Mi desayuno básicamente es tres tortillas de harina de almendras (muy cara por cierto), huevo frito, jamón de pavo, jugo de vegetales y té de canela o café sin azúcar.
El almuerzo y la cena son ensaladas donde nunca falta el aguacate, pescado 4 veces a la semana, pavo, pollo y esporádicamente carne. Sopas con mucha espinaca y berro, pero sin ñame ni yuca.
Entre comidas pico almendras o nueces o coco. Le meto ocasionalmente al chocolate negro con stevia.
Eso es lo que algunos llaman la dieta paleo. Además tomó magnesio, omega 3 y otros nutrientes.
Tres meses después, el dr. Mendoza me suspendió la metformina. La bajada de peso hizo que mi azúcar se normalizara.
¿Si bajar de peso es la solución para revertir la diabetes, porqué los médicos no recomiendan eso a los pacientes?, le pregunté al endocrino. Enrique Mendoza se sonrió y dijo: ¡sencillo señor Pritsiolas, comer es un placer". Pocos tienen su disciplina.
Y ustedes preguntarán y éste para qué escribe ese chorro de baba. Creo que era mi obligación orientar a muchos que hoy sufren la enfermedad que se está convirtiendo en una pandemia.
Les decía que me obsesionó el tema y sin duda; la diabetes es una enfermedad traicionera y te ataca por todos lados. Puedes sufrir amputaciones, ceguera, problemas renales, ataques al corazón y derrames.
La lectura sobre todo lo relacionado a la diabetes casi me enloqueció. Mi madre cargó con su hijo y mi hija fue literalmente mi paño de lágrimas. Otras personas apoyaron al principio, pero en el camino desistieron. La oración fue otro factor de apoyo emocional.
No soy un hombre fácil. Tengo carácter explosivo y sé que en el trayecto herí a gente que me apoyaba. De por si he sido de mal genio, pero ahora estaba irritable. Una ex alegaba falsamente que debía sonreír más, porque tenía una bonita sonrisa. Hasta para una fotografía me cuesta hacer eso y no entiendo cómo hay personas que se toman 100 fotos y en todas salen con una sonrisa colgate. Creo que es fingida o falsa.
Mis compañeros de trabajo bromeaban que estaba desapareciendo. Alex García era en muchas ocasiones el receptor de mis explosiones en las que salían sapos y culebras de mi boca. Al rato le pedía disculpas. El "loco" anda arrebata´o hoy, ni entres a su oficina, comentaba la subdirectora Mayra.
En el trayecto de la diabetes me salió un lunar canceroso del malo que hubo que operar. Luego fui sometido a una cirugía de las venas. Hace poco fui intervenido de una hernia. Los problemas de enfermedades se sumaron a otros emocionales
Fueron muchas cosas juntas en pocos meses. Leí una frase: Dios asigna las más duras batallas a sus mejore soldados. Yo pensé a lo mejor seré Rambo.
Así amigos la cosa no ha sido fácil, pero a los que padecen diabetes tipo 2 les digo que pueden revertir la enfermedad. Que deben tener disciplina. Lo importante es preservar lo que queda de las células betas de su páncreas. Con los avances médicos confío que al cabo de unos años la diabetes tendrá cura, pero mientras tanto cuiden su alimentación. Ustedes deben ser los más preocupados por su salud.
¡Un abrazo a todos!