El endocrinólogo Alfonso López anima a los diabéticos a convivir con la enfermedad y evitar sus complicaciones.
«La diabetes es una compañera para toda la vida. Si la tratas bien, no te dará problemas; si lo haces mal, te los dará». De esta manera, el doctor Alfonso López Alba, especialista en Endocrinología en el Hospital Álvarez-Buylla de Mieres, definió ayer la enfermedad crónica más importante del mundo, animando a los diabéticos y familiares a que luchen «por introducirla en la agenda política y lograr un plan nacional similar al existente contra el cáncer o para los trasplantes».
La intervención del doctor López Alba abría el ciclo dedicado a la diabetes que organiza el Aula de Cultura de LA VOZ DE AVILÉS, coordinada por Armando Arias y patrocinada por Cafés Toscaf. En esta ocasión, dispone de la colaboración de la Asociación de Diabéticos del Principado de Asturias, cuyo presidente, Francisco Pérez Labajos, animó a los diabéticos a integrarse y a «desdramatizar» la situación, aprendiendo a vivir día a día con una enfermedad que en España sufren 5,3 millones de personas, aunque algo más de dos millones lo desconocen.
La intervención del doctor Alfonso López Alba osciló entre dos polos. Por una parte, afrontó su aureola negativa, tratando de dar una mensaje de ilusión para los pacientes. Pero ello no le impidió recordar la importancia de lo que definió como epidemia global producida por la sobre abundancia de alimentación en una especie, la humana, que durante 10.000 años ha cazado y recolectado, sobreviviendo a periodos de escasez nutricional y de hambre. El aumento del sedentarismo ha terminado por agravar el contexto.
En Estados Unidos, recordó, el 25% de la población adulta ya es obesa y en España el 13,8% de la población mayor de 20 años padece diabetes. Y existen países con mayores porcentajes.
Una incidencia que se traduce directamente en el gasto sanitario. Un estudio en el que participó el doctor López Alba fija en un mínimo de 5.800 millones de euros el gasto que la diabetes genera a la sanidad española, cuyo presupuesto anual ronda los 60.000 millones de euros. «Es la hipótesis más conservadora, lo más razonable es pensar que el gasto es de 8.200 millones de euros, el 15% del presupuesto sanitario», apuntó.
Pero a la hora de hablar de estos gastos, el ponente no dudó en adjetivar. «Del gasto en diabetes, el 3% es en tiras reactivas y el 15% en medicamentos; la mayor parte del gasto es en complicaciones y esas las produce la diabetes mal controlada».
Control de la enfermedad
Alfonso López Alba incidió en la necesidad de controlar bien la diabetes para que el paciente mantenga su calidad de vida. No son necesarios grandes esfuerzos, sobre todo si el diagnóstico se realiza en las fases iniciales.
Moderar la alimentación es una buena vía para evitar esos riesgos. «Reducir el 5% el peso corporal es la mejor medida para la salud. En una persona que pesa 80 kilos, son cuatro. Es asumible», afirmó, al tiempo que aconsejó hacer ejercicio, como puede ser un mínimo de cinco mil pasos diarios. Subrayó que las recomendaciones deben personalizarse al máximo, teniendo en cuenta las circunstancias de cada uno.
López incidió en la necesidad de luchar para «introducir a la diabetes en la agenda política», como forma de lograr que se elabore un plan nacional contra la enfermedad y que se encuentre bien dotado para frenar el avance de la dolencia.
De esa manera, se podría modificar el actual modelo asistencial, donde los consejos de nutrición se limitan a una hoja que se entrega a todas las personas por igual. «Una dieta no debe prohibir alimentos. Hay que hablar con el paciente y establecer una estrategia. A mí no me gusta la palabra dieta, prefiero hablar de asesoramiento nutricional personalizado», afirmó, ya que el objetivo es que «la dieta sea equilibrada entre lo que se come y lo que se gasta».
No evitó la autocrítica, como, por ejemplo «el uso de sistemas de medición demasiado complicados para la persona». Planteó la posibilidad de utilizar un cubo del tamaño del puño de una persona. Una posible opción sería comer tres puños de fruta, dos de legumbres o arroz o pasta y dos de proteínas (filetes de pescado o de carne) como una guía diaria.