Extremadura lidera su uso, ya que este tratamiento es empleado por el 11% de los pacientes extremeños, frente al 4% de la media nacional. La bomba de insulina es un pequeño dispositivo del tamaño de un teléfono móvil que administra insulina de forma continuada.
El Colegio de Médicos de Cáceres acoge hasta este sábado la Jornada "Bombas de Insulina". El objetivo es "mejorar las habilidades de los alumnos en el manejo de la terapia ISCI, estimular el cambio en las personas usuarias de ISCIS, de actitudes pasivas frente a actitudes activas. También promueve el conocimiento y el manejo de los procesos psicológicos individuales e "incorporar el diálogo para que la promoción del autocuidado se traduzca en comportamientos saludables".
Con este tipo de tratamiento se persigue imitar el funcionamiento del páncreas de una persona sin diabetes al infundir insulina continuamente en el organismo, al igual que hace el páncreas. La cantidad de insulina que se infunde con la bomba está programada previamente por el equipo diabetológico, el paciente y/o su familia basándose en los controles de glucemia que se realicen.
Esta forma de administración de insulina, respecto a la terapia con inyecciones múltiples, permite una mayor libertad de horarios, tanto para comidas como para la realización de ejercicio físico.
En una flexibilidad que conlleva una mejoría en la calidad de vida del paciente diabético, a la vez que reduce de forma importante el riesgo de hipoglucemias graves.
Según señala la Federación de Diabéticos Españoles (FEDE), los extremeños cuentan con cuatro centros de referencia para la implantación de las bombas de insulina tanto en adultos como en pediatría, en concreto el Hospital Infanta Cristina de Badajoz, el de Mérida, el Complejo Hospitalario de Cáceres y el Hospital Virgen del Puerto de Plasencia (Cáceres).