El genuino interés de mejorar la calidad de vida de niñas y niños con diabetes tipo 1 llevó a una endocrinóloga pediátrica –especialidad poco común en Puerto Rico– a crear el único campamento en la Isla que, además de brindar herramientas para manejar el padecimiento, le ofrece a los participantes la oportunidad de pernoctar.
"Por su condición de salud, ellos no podían participar de actividades de campamento de verano porque tienen unas necesidades y unas exigencias muy particulares que no se podían satisfacer en los campamentos regulares", dijo Miriam N. Alicea.
La doctora, quien reside en el pueblo de Humacao, descubrió su pasión por ayudar a esta población haciendo su práctica en el Hospital Municipal de San Juan. Allí fue testigo de la efectividad de los programas dirigidos a pacientes con diabetes y por eso decidió fundar el Comité de Educación y Bienestar para Niños y Adolescentes con Diabetes (CEBNAD), una organización que transforma vidas desde 1990 con el lema 'Creando generaciones sin miedo al futuro'.
Según Alicea, el miedo a los riesgos que representa la enfermedad es inculcado, la mayoría de las veces, por los padres de los pacientes e intenta contrarrestarlo mediante la educación que su profesión le permite ofrecer. "Una persona con diabetes lo único que no puede hacer es ir a la guerra y ser piloto de un avión comercial, pero todo lo demás lo puede hacer si aprende a manejar su condición médica, que le va a acompañar toda la vida", explicó la médico.
El campamento de CEBNAD se lleva a cabo en las instalaciones de Casa Cristo Redentor en Aguas Buenas, cada año durante el mes de julio. Tiene una duración de tres semanas y recibe hasta 150 participantes entre las edades de 8 a 17 años, que aprenden a desenvolverse sin la ayuda de sus progenitores. "Los nenes se quedan sin sus papás y sus mamás. Entonces tienen que asumir la responsabilidad de bregar con su condición", añadió Alicea.
La parte más difícil para la doctora es reunir el dinero para ofrecer el campamento gratis. "Si ellos fueran a pagar por el campamento, solamente podrían ir los que pudieran pagar", dijo la humacaeña, quien prefiere "que pueda ir el nene que quiera ir, que tenga la necesidad".
En los últimos años, la especialista ha tenido que reducir la matrícula por falta de recursos económicos, los que ella misma intenta recaudar durante el resto del año a través de donaciones para alcanzar un total de $100 mil. "La situación económica no está muy buena y ese dinero, que antes era un donativo más grande, ha ido disminuyendo", reveló.
Sin embargo, eso no le quita el sueño. Alicea desea tener un lugar propio, que no tenga que rentar y le permita expandir sus servicios para llegar a más pacientes de diabetes tipo 1. "Ese sería mi sueño", declaró la especialista.
Tener la capacidad de ayudar a otros mediante el conocimiento que adquirió por más de 30 años de experiencia, la doctora lo traduce como un don de parte de Dios que pone al servicio de aquel que lo necesite.
"Ese es uno de los dones que Dios me ha dado a mí. Coger algo complicado y ponerlo sencillito para que los demás lo puedan entender y lo puedan aplicar. Ver el resultado de esa aplicación en obtener buenos niveles de azúcar, laboratorios que estén normales... No hay dinero en el mundo que pueda pagar eso", dijo.
Miriam N. Alicea. fue una de las ganadoras de Mujeres de Valor 2016, un programa de L'Oréal Paris que busca resaltar la labor filantrópica de la mujer puertorriqueña.