La historia del tratamiento de la diabetes comenzó en Toronto en el año 1922, cuando una delgadísima niña de 14 años llamada Elizabeth Hughes Gossett comenzó a recibir dosis de insulina de manos de Frederick Banting. La génesis de la historia de la curación de esta enfermedad se demoró aún unas cuantas décadas, y se está escribiendo ahora mismo entre las paredes de algunos laboratorios en California, Massachusetts, Vancouver y Sevilla.
En este último es en el que trabaja Bernat Soria, exministro de Sanidad y uno de los investigadores pioneros a nivel mundial en el desarrollo de terapias celulares para combatir la diabetes y sus complicaciones, y que ayer fue el protagonista del Aula de Cultura de EL COMERCIO-LA VOZ, una actividad coordinada por Armando Arias y patrocinada por Cafés Toscaf, donde compartió sus últimos experimentos y líneas de investigación.
Cabimer, su modesto laboratorio andaluz, ya ha sido capaz de dar algunos resultados alentadores, en la línea de las propuestas de sus colegas americanos y canadienses, como la creación de células productoras de insulina a partir de células madre embrionarias humanas, pero también soluciones para detener la progresión de la diabetes en estados aún prematuros y de la gangrena del pie diabético.
«Desde 2009 hemos tratado a un centenar de pacientes para detener la progresión de la gangrena del pie diabético»
«Aún estamos lejos de la curación de la diabetes, pero vamos viendo cosas que se acercan bastante», señaló Soria. Uno de los ensayos más prometedores está teniendo lugar ahora mismo en California, donde en octubre de 2014 se implantaron células productoras a un paciente. «La marcha del proyecto es un secreto, pero el ensayo no se ha detenido y ya hay aprobados otros cuarenta pacientes, y eso es buena señal», aseguró en su charla de ayer.
En Cabimer también ha realizado ensayos con buenos resultados, aunque en este caso «con células madre adultas del propio paciente» para intentar evitar la amputación del pie, un problema muy común en pacientes diabéticos. «Desde 2009 hemos tratado a un centenar de personas», detalló el investigador. Y desde entonces han podido comprobar una mejoría evidente, con una disminución de las úlceras y también del dolor isquémico. «El grupo de control, al que no se le administraron células, no podía ni dormir, pero la mejoría fue significativa en el resto de pacientes», aseguró. Las células madre consiguieron producir nuevas arterias, todo un hito y una esperanza inmensa para los enfermos
En unos meses, quizás el próximo año, el equipo de Soria en Sevilla espera además contar con la autorización para aplicar otra terapia celular a diabéticos. En este caso serán células madre de cordón «muy seguras y sin efectos secundarios», que podrían detener el avance de la enfermedad. Este experimento se hará con personas jóvenes y, por tanto, con mayor capacidad de regeneración celular, aunque mayores de edad, y que hayan sido diagnosticados en los seis meses anteriores. «¿Cuánto tiempo se podrá parar la diabetes? Entre seis meses y un año, y entonces inyectaremos otra dosis. Así iremos retrasando el proceso», explicó ayer Soria.
Con tratamientos como este, la diabetes se cronifica, y los pacientes podrán olvidarse de los pinchazo de insulina, de los controles de glucosa y, sobre todo, de las tremendas complicaciones que tiene esta enfermedad, y que incluyen lesiones oculares, problemas cardiacos o trastornos del sistema nervioso. No es cualquier cosa, sobre todo porque afecta a más de 400 millones de personas en todo el mundo, y cuesta alrededor de 600.000 millones de euros cada año.
Cuatro millones de pacientes
Son cifras enormes, y que si se trasladan al caso español implican a alrededor de 4 millones de pacientes, que consumen en sus tratamientos alrededor de 6.000 millones de euros anuales. «Es el 10% del coste del sistema sanitario», advirtió el exministro. Los números son importantes, y lo siguen siendo cuando se aborda el asunto de la investigación. «Ha habido una veintena de ensayos clínicos para parar la causa de la diabetes que se pararon en fase 1, y cada uno de ellos costó más de 100 millones de euros», expuso.
Y es precisamente por el alto coste de los ensayos y de los propios tratamientos por lo que Soria expresó su convencimiento de que estas investigaciones tienen que correr a cargo «de un consorcio público-privado», porque, de lo contrario «será muy caro y casi nadie podrá acceder a estos tratamientos», lamentó.
Su grupo aplicó un tratamiento similar al de California a ratones, «y conseguimos normalizar sus niveles de glucemia durante unas cuarenta semanas, que es aproximadamente la mitad de su vida», comentó. La curación de la diabetes puede estar todavía lejana, como dice, pero el camino ya se ha marcado. La historia sigue su curso y navega entre algunos nombres propios como el de este jovial y afable de Carlet, un pequeño pueblo de Alicante que acaba de nombrarle hijo predilecto hace unos días.
«Hace 10 ó 15 años las asociaciones de pacientes y, sobre todo, los padres de los niños con diabetes me preguntaban si sería siempre así, y se curaría alguna vez. Yo hoy puedo decirles que será mucho mejor que ahora, y que nuestros descubrimientos ya están llegando a la clínica», contó ayer en Avilés.
Elizabeth Hughes Gossett salvó su vida y llegó hasta los 81 años gracias a 42.000 dosis de insulina. Otros lo harán en el futuro gracias a las células madre y gracias a investigaciones como las que ayer Soria detalló en el Aula de Cultura de EL COMERCIO-LA VOZ.