Cada vez es mayor la evidencia de que la naturaleza de la persona y la alimentación están conectadas.
De hecho, esta relación ha sido objeto de varios estudios que se han publicado en una revisión sobre genética y medio ambiente que se publica en la revista científica Science.
El primero de los trabajos hace referencia a la dispersión de los hombres por todas las zonas de la tierra que ha hecho que aparezcan adaptaciones genéticas al ambiente donde se han asentado.
Para hacer frente a este proceso, los hombres han adaptado su altura, su resistencia a la malaria, la exposición a los rayos ultravioletas, a las dietas ricas en lactosa o las que están centradas exclusivamente en omega 3.
Pero el grupo de Paul Franks, de la Universidad de Lund, en Malmö, Suecia, y Mark MacCarthy, de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, se ha centrado en los factores genéticos y ambientales que favorecen la aparición de diabetes tipo 2 y obesidad.
Mientras que la combinación de inactividad física y exceso calórico es el factor más potente, existe todo un proceso fisiológico, celular y molecular que contribuye al desarrollo de estas dos condiciones.
Así, para la diabetes tipo 2 y para la obesidad, los autores del trabajo creen que es una escasa variación genética la que modifica los efectos a la exposición a un determinado estilo de vida, que no es el adecuado para mantener una vida saludable.
Microbioma
En esta revisión se refieren al gran interés suscitado por el papel que tiene el microbioma del intestino en el desarrollo de la obesidad y de la diabetes tipo 2. De hecho, diversos estudios han detectado algunos cambios significativos en el contenido del microbioma de las personas con obesidad o con diabetes tipo 2, aunque por el momento tanto Franks and McCarthy puntualizan que son datos carentes de consistencia científica, pero sí que pueden dar lugar a nuevas líneas de investigación.
Además, en la citada revisión, los investigadores se plantean la relación entre el desarrollo en las primeras etapas de la vida y la subsiguiente emergencia de la diabetes tipo 2, destacando que tanto el bajo peso al nacer como el alto peso de los bebés se asocian a un desarrollo de la diabetes 2 en la edad adulta.
En un editorial adjunto a esta revisión, Jeremy Berg, subdirector de Science, enfatiza la compleja relación entre los genes y los factores ambientales que contribuyen a la aparición de enfermedades. En su opinión, se debe analizar más en profundidad el papel de la exposición a los factores externos que favorecen la aparición de esas patologías. “Las nuevas tecnologías, como los dispositivos wearables que monitorizan las características de personales, pero quizás en el futuro también ofrezcan datos de cómo influye la exposición a ciertos elementos a esas características. Habrá que esperar a ver qué pasa”.