Doña Gloria, con dos hijos mayores de edad y la imposibilidad de ir a las reuniones de beneficiarias por la amputación de su pie le impidieron continuar recibiendo el apoyo del gobierno federal.

La mirada de la señora Gloria luce perdida, la posibilidad de ver sus manos ha disminuido poco a poco a causa de la diabetes. Su cara muestra las arrugas de los años rodeando boca y ojos. Su casa luce vacía y descuidada.

A la ceguera parcial se suma una herida que le arrebató la posibilidad de deambular por su casa a tientas. Hace un año su enfermedad y su descuidada dieta obligó a que le amputaran el pie derecho, postrándola todos los días en una cama individual propiedad de uno sus hijos que ya no vive con ella.

–Yo veía bien -comienza su relato mientras se incorpora ayudada por su hermana menor que la cuida mientras sus hijos salen a la escuela o al trabajo.

–Estas calles yo las subía y bajaba, de hecho muchas de las cosas que tiene esta colonia las gestioné con unos vecinos que ya no viven aquí.

Presume sus logros, sus gestos cambian, juega con sus dedos constantemente. –Ahora solo me quedo en esta cama.
La señora Gloria forma parte del 10% de la población que presenta una discapacidad causada por la diabetes.

En el año 2015, los Servicios de Salud de Oaxaca registraban en la entidad 36 mil 461 pacientes con diabetes, uno de los principales factores que generan discapacidades físicas.

Especialistas explican que una discapacidad se presenta en un paciente por nacimiento, por enfermedades, negligencia o accidentes.

–En mis años mozos yo era nombrada para todo, ocupé muchos cargos aquí, fui vocal de Oportunidades, encargada de la comisión de salud y salubridad, hasta dirigente de candidatos -relata. Continúan sus recuerdos, cómo veló por el bien de sus vecinos aunque ahora pocos se acercan para brindarle ayuda.

Actualmente el Gobierno del Estado mantiene un programa de apoyo a personas con discapacidad, el cual tiene un padrón de 28 mil beneficiados, sin embargo desde poco más de dos meses este apoyo no ha sido entregado. La señora Gloria no forma parte de este grupo.

–La gente no sabe cuánto se sufre, estando aquí, para empezar estoy ciega y ahora coja. Pues no es fácil, los hijos están, pero cada quien está en lo suyo, por ejemplo el grande ya trabaja, el segundo ya no vive con nosotros y los pequeños pues se van a la escuela. Mi marido se la pasa trabajando todo el día para que nos alcance para cubrir los gastos, porque como están las cosas ya no alcanza.

Madre de cuatro hijos, le detectaron diabetes hace 19 años. Su mamá también padeció este mal.

A la señora Gloria el gobierno federal le retiró el apoyo de Oportunidades por dos motivos: sus dos hijos ya está en edad universitaria; segundo, por su discapacidad no puede acudir a las reuniones obligatorias. La tarjeta en la que le depositaban ya expiró.

–Yo tuve Oportunidades, estaba al corriente, hasta vocal era, recuerdo que cuando llegó este programa, otras señoras y yo nos movimos para que a toda la colonia les tocara, lo necesitaran o no, porque uno no tiene que ser egoísta, al final es nuestro dinero.
En sus manos se ven decenas de cicatrices más pequeñas que la cabeza de un alfiler, rastros producidos por las inyecciones de insulina que son suministradas todos los días.

La sonrisa de satisfacción se muestra en su rostro mientras la voz se entre corta y las lágrimas intentan salir. La heroína de 65 personas beneficiadas en la primera etapa de implementación del programa y 35 más inscritas al siguiente año se agarra ahora el pecho como señal de gozo al contar su logro.

Doña Gloria vive en la colonia Loma Bonita de la agencia Santa Rosa, una de las 45 colonias irregulares que mantiene el municipio a las que servicios como agua potable, drenaje y pavimentación no pueden ser instalados. Sin embargo, a diferencia de muchos de sus vecinos, ella cuenta con escrituras sobre su terreno.

“Aquí no tenemos agua ni drenaje, menos pavimentación, la luz la logramos meter hace 27 años cuando una señora que vivía en esta casa, nos movimos con el presidente municipal para que metiera los primeros postes, ya después hemos visto cómo meter los demás”.

Aunado a la falta de servicios, el costo del transporte es elevado. Para salir de su casa y acudir a una consulta al Hospital Benito Juárez del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE), la familia tiene que disponer de 200 pesos para el traslado en taxis de sitio, pues no puede trasladarse en mototaxis o autobuses del servicio públicos, que no están equipados para personas con discapacidad.

Hay días en que hubiera preferido que no le amputaran el pie, las ganas de vivir han ido floreciendo poco a poco pues sus hijos, vecinos, amigos y familiares la alientan a seguir adelante pese a las dificultades de su incapacidad. Recostada en el respaldo de su cama y con su falda tapando su rodilla, Gloria muestra algarabía tras contar uno de sus más grandes logros.