Películas, documentales, pinturas o libros. Cualquier formato es válido para dejar que nuestra imaginación nos transporte a lugares extraordinarios, nos acerque a culturas y nos permita, incluso, despojarnos de muchos prejuicios.
Sin embargo, esta forma de explorar el mundo no es más que un boceto que permite comparar, a grandes rasgos, los contrastes de la naturaleza.
Para ver las cosas como son, en vez de pensar cómo serán, hace falta algo más que un buen libro y una mente inquisitiva. Decía San Agustín que “el mundo es un libro y que aquellos que no viajan sólo leen una página”.
Pero ocurre que desatar amarras y navegar alejándose de los puertos conocidos suele perturbarnos. Viajar te obliga a confiar en extraños, a perder de vista todo lo que te resulta familiar y confortable de tus amigos y tu casa... Estás todo el tiempo en desequilibrio… Nada es tuyo…
Si le sumas que padeces una enfermedad crónica como la diabetes, la decisión de movilizarse y viajar se complica. Descuidar el control de los niveles de glucosa en sangre puede tener dramáticas consecuencias. Pero ¿quién ha dicho que viajar sea sinónimo de complicaciones para la salud? Si el paciente se cuida, ¿podría escalar cimas como el Everest?
Ulises Caula es una persona insolunodependiente que afirma que “no hay personas que puedan más o menos, sino personas que creen más o menos en sí mismas”. Acompañado por Alina Genesio y por una mascota muy especial, ha emprendido una apasionante aventura: el proyecto “En bici por la Diabetes”.
Este reto ha consistido en recorrer parte de Europa en bicicleta para ayudar a aportar información sobre la diabetes a todas las personas que padecen la enfermedad y, en algunos casos depresión.
“Hemos recorrido once países intentando demostrar a las personas con diabetes que con los cuidados necesarios es posible llevar el tipo de vida que deseen, pero también queríamos motivas a los más pequeños”, explican.
Y es que, tal y como comenta Alina Genesio, “la problemática a la cual nos enfrentamos no es la diabetes en sí como enfermedad crónica, sino la desinformación”.
Los protagonistas del blog “Viajeros Crónicos” indican que al principio de su aventura, en la que la prioridad fue en todo momento la salud de Ulises, surgieron las dudas: “Nos preguntaron cómo lo íbamos a hacer para viajar con diabetes tipo 1: por la insulina, por los cuidados…
Pero decidimos que ese no iba a ser ningún impedimento, sino un motivo más para viajar. De hecho, fue también lo que nos impulsó para contarlo en un blog”.
Ulises Caula reconoce que las primeras semanas fueron duras por el cambio brusco que supuso y porque tuvo que aprender “a escuchar el cuerpo”; pero siempre tuvo cerca herramientas a las que recurrir en el caso de sufrir algún imprevisto.
En una entrevista emitida en Digitalmente Saludable, con la colaboración de Sanofi Iberia, desvelan algunas de las anécdotas más curiosas que han vivido a su paso por estos once países y revelan la identidad del tercer compañero de viaje: “En mayo de 2015, un mes antes de emprender nuestro viaje, Diguan nos guiñó un ojo y se sumó al viaje.
Diguan nos alentó en cada subida de montaña y en cada bajada de glucemia; pero además, ayudó a alentar a los más chicos con la compañía que muchos no tuvieron en su comienzo y les hizo comprender que vale la pena cuidarse”.