Cuando una persona tiene diabetes tipo 1, debe tener un buen control de azúcar, inyectarse insulina diariamente y cuidar su dieta, pero en ocasiones el deseo de no subir de peso es más fuerte, por lo que se deja el medicamento. A este trastorno se le conoce como diabulimia.
Esta situación le pasó a Lisa Day, una joven que fue diagnosticada con diabetes tipo 1 cuando tenía 14 años pero que falleció el 12 de septiembre de 2015 a causa de la diabulimia.
¿Qué es la diabulimia?
Aunque el término no es todavía reconocido por la comunidad médica, se refiere a las personas con diabetes que intencionalmente se aplican poca cantidad de insulina para así perder peso.
Katie Edwards, hermana mayor de Lisa, descubrió a través del diario de su hermana que padecía el trastorno; sin embargo, esto ocurrió cuando ya había fallecido.
“No estoy segura de qué empezó primero: la diabetes o los problemas de alimentación”, mencionó.
La historia de Lisa
Lisa comenzó a llevar un diario a partir de septiembre de 2001, a pocos días de que fue diagnosticada y por recomendación de los médicos.
“Cuando la diagnosticaron le dijeron que llevara un diario y que escribiera todo lo que estaba comiendo y registrara sus niveles de azúcar”, dijo Katie.
En las páginas, Katie se enteró de la gran preocupación que tenía su hermana por ser delgada, ya que se consideraba con sobrepeso.
“Me siento realmente gorda. Quiero perder peso. Creo que peso unos 57 kilos”, escribió Lisa el 26 de diciembre de 2001
“Tengo que inyectarme en un momento. Voy a llamar a Sam esta noche para que nos encontremos mañana. Acabo de forzarme a vomitar dos veces”, el 31 de diciembre de 2002.
Katie narra que su hermana era divertida pero a veces seria, aunque tenía muchos amigos.
“Amaba la vida pero uno podía notar que había algo allá en lo profundo que la atribulaba. Siempre tenía como una sombra triste persiguiéndola a todos lados”, relata.
El problema se fue agravando
Conforme pasan las páginas, se descubren aspectos que Lisa guardó muy bien sobre lo insegura que se sentía, aunque también sabía que tenía un problema.
“Estoy tan contenta y me siento muy bien. No he comido chocolate en 4 días y he perdido 6 kilos. Mike me envió un mensaje anoche y todo está bien. Tengo que aprender a no sonrojarme. Peso 55,8 kg. Creo que soy bulímica”.
A diario, Lisa se obligaba a vomitar y se sentía culpable si no lo hacía.
“Me siento tan gorda. Me odio. Mañana empiezo a trabajar en una tienda de mascotas. Hay un baile en FC mañana, voy con Holly”.
La diabetes empeoró
El 18 de marzo de 2012, Lisa escribió que había sufrido un “hipo”, algo que ocurre cuando el nivel de glucosa en la sangre se reduce demasiado.
Entre quienes no sufren diabetes, la cantidad correcta de insulina es producida en el momento indicado para que la glucosa no suba ni baje demasiado, pero para los que la padecen, la insulina, comida u actividad física no están bien balanceados por lo que los niveles de glucosa se afectan.
Papa asada con arroz y leche descremada
Lisa llegó al punto de no comer otra cosa que no fuera papa asada con arroz y leche descremada sin nada extra.
“Lisa fue cambiando con la diabetes. Las personas con diabetes tienen que fijarse mucho en lo que comen y yo creo que Lisa se fijó demasiado. Llegó al punto de no comer ninguna salsa, ni mantequilla ni nada. Se comía media papa horneada sola o un poco de pescado cocinado sin aceite ni nada. Y perdía muchísimo peso”, dijo su hermana.
Katie menciona que cuando a Lisa le dieron su bomba de insulina, (aparato que provee insulina regularmente durante el día), se dio cuenta que si no tomaba su dosis, perdía peso de todas maneras y podía comer las cosas que no debía.
“Odio ser diabética. No puedo comer cuando quiera (como no tener que comer en la noche) porque no quiero ganar más peso“, escribió el 29 de mayo.
“Mi familia y yo asumimos que ella sabía lo que estaba haciendo. No había nada que pudiéramos hacer y si ella sabía que estaba haciendo algo… básicamente ella tenía su vida en sus propias manos”, relató Katie.
A un año de comenzar el diario, Lisa escribió que pesaba 47 kilos y admitió que era bulímica, aunque ya estaba mejorando, pero sólo por un tiempo.
“Con el tiempo, se dio cuenta de que podía incrementar el azúcar en su sangre, no tomar insulina, comer lo que quisiera y perder peso en todo caso”.
Todo empeoró
Conforme pasaba el tiempo, Lisa empeoró y comenzó a tener efectos secundarios en los pies y su estómago, además de que sus mejillas estaban muy rosadas, una señal de que no tomaba la insulina.
“Tenía una condición que hacía que cuando comía, su estómago no procesara la comida y salía igual por el otro lado y le daban unos dolores terribles. Se la pasó entrando y saliendo del hospital entre enero y abril del año pasado”, explicó Katie.
Los doctores le indicaron que se había hecho daño por no tomar correctamente la insulina, algo que la deprimió, aunque continuo con el trastorno.
“Desde que murió me he ido dando cuenta de todo lo que tuvo que hacer y cuán difícil debió haber sido para ella. Yo sabía que ella tenía que tomar insulina, pero no cuán involucrada tenía que estar. Y eso de la diabulimia… yo no sabía que otra gente la sufría y sólo me enteré después de que murió. Es muy triste. Si Lisa hubiera recibido ayuda hace 10 años, quizás estaría con nosotros porque se habría cuidado”, lamentó su hermana.
(Con información de BBC)