Bilbao - ¿Cómo está la salud cardiaca de los vascos doctora?

-Es triste decirlo pero no muy bien. Se hace poco deporte. Incluso nuestros jóvenes. Y desgraciadamente los malos hábitos alimenticios están favoreciendo que las enfermedades cardiovasculares y los factores de riesgo que las potencian como la diabetes, la hipertensión, o la elevación del colesterol sean cada día más frecuentes. Y no hay que olvidar que las cardiopatías son la primera causa de muerte en nuestra sociedad.

¿Qué es peor el sedentarismo, la hipertensión, el colesterol...?

-Es que todos están enlazados.

Y encima estamos gordos.

-Sí, pero ahí se ha visto que es peor estar obeso de una dieta mala que de una dieta buena. Tener sobrepeso es siempre algo negativo, pero hay estudios que han comparado la obesidad con una buena alimentación, con fruta, verduras pero en demasiada cantidad. Esa obesidad es mejor que una gordura que se alcanza a expensas de grasas saturadas.

¿Es mejor tener sobrepeso con dieta sana y ejercicio o tener menos kilos sin moverse y comiendo peor?

-Es mejor tener unos kilos de más con la primera fórmula. Pero siempre teniendo como objetivo comer mejor, y hacer más ejercicio.

Pues aquí se come mucho y bien.

-La dieta de la cornisa cantábrica es prototipo de dieta mediterránea cardiosaludable. Tomamos alimentos frescos, tomates, lechugas, cebolletas, vainas... eso es un clásico. El segundo plato típico es un pescado fresco y ahí tenemos los begihaundis, la merluza... Contamos con una fruta estupenda, higos, manzanas, peras, kiwis, y por supuesto, frutos secos ¿qué es más típico que la intxaursalsa? Si hasta la morcilla es de puerro.

¿A medida que tenemos más edad peor está nuestro corazón?

-Sí, pero hay otro elemento importante. Como sobrevivimos más a enfermedades agudas cardiológicas, -porque somos capaces de abrir unas coronarias que se cierran, de dar medicación que ayudan al bombeo del corazón- es más fácil sufrir recaídas. A partir de los 65 ó 70 años es muy frecuente que una persona, o sea diabética o tenga tensión alta o haya padecido una arritmia. Son enfermedades crónicas que requieren cuidados para no que se vuelvan a descompensar.

Asociamos los infartos con los varones. Sin embargo no son una enfermedad exclusiva de los hombres.

-Las mujeres también sufrimos muchos problemas cardiacos porque hemos adquirido algunos hábitos masculinos como fumar que sabemos que en las féminas puede ser incluso más dañino que en los hombres. A partir de cierta edad, los cambios hormonales favorecen la aparición de diabetes e hipertensión. Y no se sabe muy bien por qué, las mujeres se vuelcan en su papel de cuidadoras y se preocupan por la diabetes de sus maridos o por la hipertensión de sus padres. Y, sin embargo, acuden menos a la consulta ante la presencia de sus propias síntomas.

¿La mortalidad por causas cardiovasculares afecta por igual a ambos sexos?

-En menores de cincuenta años puede ser más elevada en varones pero a partir de esa edad, las mujeres cogen carrerilla y a partir de los 60 fallecen más por enfermedad cardiovascular.

La puesta en marcha en la CAV del ‘código infarto’ ¿es efectiva?

-Sí, sabemos que las comunidades que tenemos activado ese código, la forma de actuar ante la aparición de un infarto, tenemos mejores resultados. Si se actúa pronto porque nos coordinamos y el eslabón está bien organizado, las personas consiguen sobrevivir en mayor porcentaje y la calidad de vida posterior es mejor.

Además hemos llenado Euskadi de desfibriladores.

-Lo importante es actuar en los tres primeros minutos. Cada minuto que pasa se muere un 10% más la población. Si se pierden dos minutos, un 20% más de mortalidad y así suma y sigue... Si alguien ha estado cinco minutos en parada cardiaca y nadie ha empezado a dar un masaje cardiaco tiene un 60% de posibilidades de morir o sufrir lesión cerebral.

Anímese. Escriba una carta a los Reyes Magos (léase el próximo lehendakari) y pídale algo en materia de Salud.

-Tenemos una buena sanidad con el mayor gasto sanitario por habitante pero el reto es mantenernos en un nivel de tecnología puntera renovada y actualizada. También hay que incentivar a los sanitarios no solo a nivel de honorarios, que también porque ya hemos hecho un esfuerzo económico, sino con más formación. Y todo eso potenciando la atención al paciente crónico y los paliativos.