Desde la colonia Pedro Sosa hasta la Estación del Ferrocarril, recorre Margarito Maldonado Perales a bordo de su silla de ruedas en busca de alimentos.

Las últimas semanas han sido muy duras para este hombre de 57 años al que le fue amputada una pierna a causa de la diabetes mellitus, además sufrió un infarto al miocardio, situaciones que le impiden trabajar.

“Mi Madre también era diabética, murió hace dos semanas pero a ella le dio un infarto. Tenía 77 años, sólo que ella nunca le amputaron las piernas”.

La silla de Margarito es muy vieja, las llantas se quedan atoradas en los agujeros de la calle por falta de “equipamiento”.

“Vengo desde mi casa en la colonia Pedro Sosa hasta la Estación porque ahí me invitan el almuerzo. Pero hoy los puestos no abrieron y ya voy de regreso. Algunos me dan unas monedas y compro un litro de aceite y unos huevos, busco a quien los cocine porque yo no tengo estufa en mi casa”.

La enfermad se llevó todo de la vida de Margarito, que comenzó a mostrar síntomas de la enfermedad hace 15 años, cuando aún vivía con su mujer y su hija.

“Yo trabajaba en la obra, era yesero y hacía buenos trabajos, me tocó andar ahí en el Planetario al lado de mi hermano, también tenía mi mujer y mi hija, pero después nos separamos. A mi hija la veo en el centro y no voy a mentir que aún me ayudan cuando pueden porque ellas pagan renta”.

Margarito vive solo y sin ningún ingreso porque aún es un hombre joven para recibir los apoyos de la tercera edad. Sólo tiene su cama, sueña con tener una estufa y un tanque de gas para cocinar sus alimentos y no andar en las calles pidiendo.

“La necesidad es la que me hace venir hasta acá, porque yo no puedo realizar ningún esfuerzo, avanzo tres cuadras en la silla y me detengo a descansar porque me agito mucho”.

Además de buscar los alimentos, también debe pagar lo que le corresponde de agua y de luz, porque vive en un predio que comparte con sus hermanos.

“Ahora que murió mi mamá la situación ha cambiado porque mis hermanos ya no me ven igual, yo nunca les pido comida, sé muy bien que yo debo conseguirla por mí mismo”.

Gracias a su hija, Margarito tiene Seguro Social. Apenas hace unos días salió de una situación grave a consecuencia de la diabetes.

“Los médicos me dicen que no me debo fatigar en la silla. Pero si me quedo en casa me moriría de hambre”.

Si tiene una estufa que donar a Margarito, aunque fuera de medio uso, pero en buenas condiciones; un tanque de gas, alimentos que no requieran cocción como enlatados y jugos, favor de dirigirse a: 4 y 5 Conde de Sierra Gorda, número 1121 de la Colonia Pedro Sosa. Su vivienda se ubica al fondo del predio y pueden encontrar a Margarito después de las 4 de la tarde.