Una persona con desorden de depresión mayor sufre falta de interés o placer por las actividades diarias durante un período prolongado de tiempo.
Según la American Psychiatric Association, se puede diagnosticar depresión si se presentan al menos cinco de los siguientes síntomas casi todos los días durante dos semanas:
- Estado depresivo.
- Pérdida de interés o placer en las actividades diarias.
- Importante pérdida o aumento de peso; o bien pérdida del apetito.
- Insomnio o hipersomnia (sueño excesivo).
- Agitación o retraso psicomotor.
- Fatiga o pérdida de energía.
- Sentimientos de ausencia de autovalor o culpa excesiva.
- Pérdida de la capacidad de concentración y toma de decisiones.
- Pensamientos recurrentes sobre la muerte y el suicidio.
- Cuando no solo estás triste
No todas las personas con diabetes sufren niveles de depresión clínica. Según la Federación Internacional de Diabetes, se pueden experimentar bajos niveles de ánimo o síntomas depresivos leves. Un estado de ánimo disminuido, que no cumple con todos los síntomas clínicos de la depresión, conocido como distimia, también puede afectar tu bienestar.
La distimia se caracteriza por padecer al menos dos de los siguientes síntomas:
- Bajo apetito o comer de más.
- Baja autoestima.
- Insomnio o hipersomnia.
- Poca concentración o dificultad para la toma de decisiones.
- Baja energía o fatiga.
- Sentimientos de desesperanza.
Un estudio hecho a 300 hispanos de origen mexicano, publicado en 2008 por la Federación Internacional de Diabetes, encontró una tasa de depresión de 39% en el sur de Texas y de 40.5% en el noreste de México.
Los peligros de estar deprimido
Un diabético deprimido puede sufrir alteraciones en sus niveles de glucosa, ya sea mediante la desregulación hormonal o al empeorar su autocuidado disminuyendo su actividad física, descuidando la dieta, consumiendo tabaco o alcohol o llevando una mala monitorización de sus niveles, lo cual aumenta el riesgo de desarrollar complicaciones diabéticas como enfermedades del corazón o daño en los nervios.
En un estudio en la población mexicoamericana, publicado en la revista Diabetes Care, de la American Diabetes Association, se encontró que los pacientes con diabetes y depresión tenían 4.1 más probabilidades de generar una discapacidad en comparación con 1.7 y 1.3 de posibilidades en adultos con solo diabetes o solo depresión, respectivamente.
Tratamientos amigos
Existe evidencia de que la población hispana con diabetes en Estados Unidos es menos propensa a empezar y mantenerse en un tratamiento con antidepresivos, en comparación con la población blanca debido al estigma social de los padecimientos mentales y a las dificultades económicas y barreras lingüísticas y culturales a las que se enfrentan de manera cotidiana.
Sin embargo, la depresión en la diabetes es un problema común para el que existen muchas alternativas de tratamiento exitosas, por ejemplo:
Psicoterapia: El enfoque cognitivo conductual, centrado en establecer metas concretas y obtener resultados, ha reportado mejoras en el estado de ánimo y el control de la diabetes.
Medicamentos: Los medicamentos para la depresión y la diabetes no tienen por qué interferir el uno con el otro. Habla con tu médico sobre tu estado de ánimo, él podría remitirte a un psiquiatra u otro especialista para encontrar las mejores opciones para ti.
Programas de autocuidado de la diabetes: Según la Clínica Mayo, los planes que se enfocan en el comportamiento han demostrado ser exitosos al ayudar al control del metabolismo, incrementar los niveles de ejercicio y manejar la pérdida de peso y otros riesgos de enfermedad cardiovascular. También mejoran la calidad de vida en general.
Apoyo familiar: Los síntomas de depresión se reducen al aumentar los niveles de soporte por parte de los parientes cercanos entre los mexicanos nacidos en el extranjero.
Este último punto es importante y varía, por ejemplo, según un estudio publicado en 2013 por la Revista Clinical Diabetes, los hombres hispanos diabéticos reportan tener un apoyo significativo por parte de sus esposas mientras que las mujeres con la enfermedad se sienten más solas.